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Nombre: Alforja Calasanz
Ubicación: Valencia, Malvarrosa, Spain

domingo, julio 22, 2007

LAS SEGOVIAS

El 4 de febrero de 2004, nuestro amigo Quique Cano nos envió su emotiva Canción de amor a Nicaragua. Un mes después, el 8 de marzo, fallecía en Valencia, ante el estupor de sus amigos por tan nefasto acontecimiento, que por inesperado resultaba más doloroso.

Posiblemente, esta Canción de amor a Nicaragua sea uno de los últimos escritos de Quique, que aquí publicamos como un homenaje póstumo a su ejemplar militancia. Este es un texto construido desde la memoria del corazón, de la intuición emotiva, ciertamente, pero está inequívocamente orientado a la praxis transformadora: fortalecer la voluntad y la acción de solidaridad con Nicaragua y convocar a la zón para que nos ilumine los mejores caminos para construir un mundo más justo y humano.

Gracias Quique, y hasta siempre.
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Canción de amor a Nicaragua

Enrique Cano Navarro
Praxis del Cambio Social
ACSUD-Las Segovias.

Hablar, escribir de Nicaragua es bañarme de nuevo en las aguas mágicas del Río San Juan donde busqué y buscaré siempre un racimo de gotas con todos los colores del arco iris. Cuentan que las Selvas que acarician sus orillas guardan el secreto de Waslala, esa ciudad de casas bajas que cada amanecer se pintan diferentes, esa ciudad utópica que no señala ningún mapa. Waslala, como la ciudad de los gitanos de Federico se levanta dentro de cada un@ de nosotr@s.

Decía Federico que “las cosas cuando más buscan su curso menos encuentran su sentido”. La Ciudad de los Gitanos, Waslala y Nicaragua explotan sentimientos que los contextos históricos no pueden matizar. A estas alturas habrán descubierto ustedes que mis palabras no son neutrales y frías, en calidad de eso que algunos llaman “expertos en el análisis de las interdependencias”. Mis palabras, mis recuerdos y añoranzas del país de lagos y volcanes, las vivencias que me embrujaron, que abrieron los poros de mi piel, de mi estómago, de mi corazón, son tan presentes ahora que no pueden ser consideradas, tal vez nunca lo serán, experiencias. Son mi otro presente inmenso, ese que se sueña sin dormir.

Así, pues, confieso, es Confesión de Amor, que soy un enamorado, mejor, un amante de Nicaragua. Preñado, se lo juro, de sus vivos y de sus muertos más vivos, de sus colores infinitos, de sus olores, de sus humedades, de canciones, de sus heroicas aventuras de libertad y también de sus errores.

No encontrarán en mis palabras la sombra del concepto, del análisis o del juicio. Serán otros, más preparados y atrevidos que yo, quienes lo harán. Disculpen por ello la ausencia de una extensa cronología de lo sucedido en aquel país y la inexistencia de juicios y condenas.

Tal vez por ello, sin buscarlo, ayer noche cuando me rodeaba de libros, fotografías y fetiches de mis viajes a Nicaragua tuve una intuición, una convicción de esas que se nos presentan somnolientas vestidas con un pijama del color del maíz. Sentí que nacía de nuevo.

Acsud – Las Segovias, la comunidad de solidaridad internacionalista, la organización de Cooperación al Desarrollo de la que formo parte, vio el mundo, nació fruto de un sueño pinolero... Siempre nos han preguntado el porqué de “Las Segovias”. Ustedes y yo sabemos que vivimos tiempos donde lo instantáneo, el momento y la brevedad se han convertido en dictadores del tiempo. Ya sabrán ustedes que estas cosas se miran mucho en el “marketing social”.

Nosotros, aun a costa de ser calificados por el maestro Vargas Llosa como “anacrónicos”, somos hijos de un tiempo diferente, de un tiempo donde el pasado, la memoria de los que vinieron antes que nosotros camina delante nuestro camino.

El 23 de febrero de 1980 dio comienzo en Nicaragua, la Cruzada Alfabetizadora que, precursora de la “Marcha de los Colores Zapatista”, recorrió los valles y montañas con el deseo de enseñar a leer y escribir a los campesinos nicaragüenses, a quienes la dictadura somocista, mantenida por los Estados Unidos, no sólo había explotado económicamente sino también negado el acceso a una educación básica.

Aquella Cruzada Alfabetizadora, uno de los primeros actos del gobierno Sandinista, llevo a miles de jóvenes universitarios y estudiantes de Nicaragua a compartir la vida y esperanzas en miles de hogares campesinos. Una movilización, un deseo, un sueño que fue posible pese a los ataques paramilitares armados y financiados por Estados Unidos. Un sueño de educación popular que consiguió rebajar del 58 al 12% el índice de analfabetismo.

Aquella Cruzada Alfabetizadora despertó la solidaridad internacional en todo el mundo. Miles de personas de los continentes más alejados acudieron a participar, a educarse y educar, a aprender y enseñar.

Un grupo de gentes de Barcelona, Villareal y Castellón participaron de aquella “marcha de las palabras del color de la tierra” y lo hicieron en una montañosa región llamada “Las Segovias”. Años más tarde, en 1986, nació ACSUR-Las Segovias . En alguna ocasión cuando nos han propuesto abreviar el nombre de nuestra asociación, ya saben que el “marketing social”, mira mucho estas cosas, nos hemos negado. En estos tiempos no olvidar es importante. Como dice la canción “en el mero corazón de Las Segovias” nacimos y nos gusta recordarlo.

La historia reciente de Nicaragua está llenas de rostros y momentos. Aquellos “muchachos” (como el pueblo de Nicaragua llamo a los jóvenes sandinistas que derrotaron a la dictadura somocista) que impulsaron desde el gobierno un proceso popular de transformaciones –haciendo frente al bloqueo y la intervención armada–, que ofrecieron su vida y lo mejor de su vida defendiendo la soberanía y la democracia que la revolución Sandinista llevó a Nicaragua, aquellos muchachos que ganaron unas elecciones en 1984 y las perdieron en 1990 no merecen juicios fáciles, juicios de salón. Merecen mucho más. Apoyo, respeto y reflexión fraterna. Con sus aciertos y sus errores.

A lo largo de tantos años de corazones hermanados son muchas las organizaciones de Nicaragua con las que hemos tenido la oportunidad de trabajar conjuntamente en situaciones y proyectos muy diversos.

Tal vez sea este un buen momento para pensarnos autocríticamente quienes nos sentimos cerca de Nicaragua. Tal vez la frialdad de la Cooperación institucional nos haya helado un poco el corazón... Donde habían organizaciones hermanas se nos habla hoy de “contrapartes”. Donde había ternura de los pueblos aparece omnipresente el imperio del marco lógico que tiene como corazón un presupuesto. Tal vez, estoy seguro, estamos aún a tiempo de volver a sentirnos compañeros de un viaje hermoso y necesario. El viaje, la aventura apasionante de cambiar este mundo...

Estelí, Condega, León, Masaya, Ocotal, Jinotega, Matagalpa, Managua, San Carlos. Nombres llenos de rostros.

Gentes, rostros, nombres y esperanzas que se trabajan cotidianamente, que se construyen y profundizan con tres recursos que el pueblo de Nicaragua nos ha ofrecido en muchas ocasiones: pasión, mucha pasión, voluntad firme y creatividad para diseñar libremente su destino.

Porque el pueblo de Nicaragua sigue hoy construyendo un mundo diferente y posible. La construcción de un mundo nuevo sigue bajo otras condiciones. Con gobierno revolucionario o con gobiernos neoliberales los revolucionarios deben proponer y crear alternativas para la sociedad.

Las revoluciones nacen de y entre la gente, avanzan y retroceden. No son líneas rectas, son de fuego y lluvia. Son vida, no fórmulas exactas para victorias seguras.

Los grandes terratenientes y latifundistas, las multinacionales españolas, europeas y japonesas ven en Nicaragua otra de sus colonias pero juegan contra el tiempo. El tiempo de Sandino y Carlos Fonseca, el tiempo de los muchachos de canela y miel que derrotaron en 1979 a la dictadura somocista, el tiempo de los muchachos y muchachas que hoy luchan por una Nicaragua más justa, democrática y libre. Mientras así sea el espíritu de Sandino seguirá volando alto entre los volcanes de amor y rabia, sobre los lagos de memorias infinitas.

Ya termino y me queda casi todo por decir. Gracias por permitirme expresar, no, mejor por permitirme vivir otra vez mis sentimientos nicaragüenses.

He olvidado hacer una cronología. Da igual, el tiempo de Nicaragua no se puede encerrar, no hay derrota para ellos, es un tiempo de hombres y mujeres libres que no necesitan de victoria eternas ni mausoleos. Ahora que Nicaragua ya no está de moda entre quienes se sienten con el derecho a sentar cátedra sobre revoluciones ajenas, nosotros recordamos y recordaremos siempre porqué somos “Las Segovias”. Estamos y estaremos con el pueblo de Nicaragua y con una Nicaragua libre de terratenientes y multinacionales de la rapiña.

Se nos olvidó decirles dos cosas. Una es que, casualidades y “cosas del destino”, en la región nicaragüense de “Las Segovias” nació Augusto C. Sandino, el general de hombres libres . La segunda es que el símbolo de ACSUD-Las Segovias, ese Chamán dibujado en las antiguas piedras ceremoniales del pueblo nicarao, el pueblo que da nombre, sangre y alma a Nicaragua, nos permite saber y recordar siempre de donde venimos, con quien estamos codo a codo y a donde vamos. Que ese Chamán, que esa magia indígena de Nicaragua nos embruje también ahora para resistir la Guerra injusta e inmoral que nos amenaza.

Como dicen los zapatistas de Chiapas: “la memoria es la Dignidad viva”. Parafraseando la canción que cantan en la hermosa y brava ciudad nicaragüense de León: “Nicaragua puede ser abatida, pero nunca vencida”