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Nombre: Alforja Calasanz
Ubicación: Valencia, Malvarrosa, Spain

domingo, julio 22, 2007

JALAPA

EVÍO; UCA, Nicaragua
Febrero, 1984

Jalapa es Nicaragua: Testimonios del nacimiento de una nueva conciencia popular.

Vanguardia de la defensa y de la producción, en Jalapa se expresa condensadamente lo que está pasando en Nicaragua y se anuncia lo que pueden revelar las próximas elecciones. Por todo esto, Jalapa es Nicaragua. Equipo Envío.

El 11 de enero miembros del ejército nicaragüense y milicianos de los sectores que rodean Jalapa abrieron fuego contra un helicóptero norteamericano que violó el cielo nicaragüense y lograron averiarlo, murieron Jeffrey Schwab, su piloto. "Por primera vez nos bajamos un papalote", se oía en la zona. "No es la primera. Sandino ya les bajó aviones a los marines por estos rumbos", decían los más viejos. (Fue el 7 de octubre de 1927 cuando "La Chula", una especie de mortero anti-aéreo fabricado por el ejército de Sandino, derribó por primera vez en "Las Cruces" un avión de guerra norteamericano).

Desde marzo de 1982 la zona de Jalapa ha sido la más caliente de la guerra que desde Honduras se impone a Nicaragua. Jalapa ha llegado a ser referencia obligada en partes militares y en visitas solidarias. Es el objetivo más buscado por la contrarrevolución, desde el plan llamado "Guerra silenciosa Estrategia del terror" hasta el más recientemente anunciado "Plan Sierra". Como antes de julio de 1979 fue Monimbó el símbolo vivo de la Nicaragua insurrecta, hoy es Jalapa el símbolo de la Nicaragua agredida.

Un pequeño grupo del IHCA vivió 3 meses en Jalapa (agosto-octubre 1983). En ese tiempo recorrió todos los sindicatos de la zona y varias cooperativas para captar su problemática. Otros sindicalistas y cooperativistas fueron encontrados en los batallones de reserva, en la primera línea de fuego. Desde allí nuestro equipo fue testigo del movimiento de guardias somocistas en los campamentos contrarrevolucionarios situados en territorio hondureño. En Jalapa, no buscó sólo datos para un informe sino la palabra con que los jalapeños analizan su experiencia. Estos testimonios nos ofrecen también pistas correctas para intentar un análisis, en bosquejo y aproximativo, del desarrollo de la conciencia política del pueblo nicaragüense.

Jalapa: proa estratégica en la frontera.

Jalapa está rodeada de Honduras por todas partes menos por una: la vieja carretera de tierra que la une con la ciudad de Ocotal y que está interrumpida tenazmente por riachuelos que hay que salvar con frágiles y pequeños puentes. Parece fácil destruirlos. Parece fácil ocupar las muchas colinas que bordean este camino polvoso por el que cabalgaba Sandino y sus hombres y aislar así a Jalapa, rompiendo el nervio que la une con el resto de Nicaragua. Pero las fuerzas contrarrevolucionarias lo han intentado una y otra vez y no han podido.

"Pero además de eso, Jalapa es como un llano pegado a lo que viene siendo la montaña de Jinotega y de Zelaya. Eso permite al enemigo actuar en el llano con fuerzas regulares y, a la par, le permite estar bien cerca nuestro en las montañas, llevando allí guerra irregular. Estamos pegados a la frontera. La carretera de los hondureños está apenitas a metros de la guardarraya tenemos centros de producción importantes. En esa carretera fronteriza que rodea la proa de Jalapa, la carretera Trojes-Cifuentes, fue donde cayó el helicóptero norteamericano averiado.

Jalapa es uno de los 12 municipios del Departamento de Nueva Segovia. Con los departamentos de Madriz y Estelí forma la Región Uno llamada Las Segovias. En 1981 había en Jalapa 22.835 habitantes, de los que el 82% era población rural. La tierra que cultivan estos campesinos es especialmente rica.

"No rica, riquísima. Yo diría que en agricultura Jalapa es la zona más importante de estas Segovias. Producimos el tabaco, que es cosa delicada y por eso puede ser herido por la contrarrevolución. Jalapa tiene 28 mil manzanas de llano con un clima de lo mejor. Los técnicos dicen que es el lugar de toda Nicaragua donde son mejores las lluvias. Entonces, aunque las 28 mil no estén a tope de producción sí hay mucha esperanza para ellas. Y por eso, las inyecciones económicas que nos ponen son bien pocas. Tal vez menores que las que les ponen a la región o a todo el país mismamente. Pero son suficientes, porque ésta es buena tierra. Fíjese que por años y años todo el tabaco de Nicaragua ha salido de las Segovias y de 100 que salen, 65 lo sacamos de Jalapa. Unos 15 mil quintales. También toda la producción de arroz de la región la sacamos de Jalapa. Y ahora estamos empezando en serio con los granos básicos... Sacamos 120 mil quintales de maíz y 50 mil de frijoles... Y eso que sólo el 30% de las tierras trabajamos".

Un potencial agrícola privilegiado y una ubicación geográfica estratégica política y militarmente, hacen de Jalapa una trinchera de vanguardia. "La tarea la tenemos: arrancarle a esta tierra lo que necesitamos para vivir. Y defender esta tierra, porque en Jalapa está en decisión la soberanía".

La conciencia política antes del triunfo revolucionario.

Durante los 40 años de dictadura somocista, el pueblo de Nicaragua fue siendo cada vez más antisomocista. Su descontento con la dictadura lo expresó durante mucho timepo en las elecciones, votando por el Partido Conservador. En este partido, "paralela histórica" del somocismo -que había asumido, para desvirtuarla, la otra "paralela" , el liberalismo-, el pueblo no encontraba un proyecto, pero sí un canal para manifestar su descontento. El Partido Conservador expresaba los intereses de la burguesía hegemónica, pero al menos era "la oposición".

Con esas elecciones, una y otra vez perdidas por el Partido Conservador, Somoza mediatizaba la conciencia antisomocista del pueblo. En los momentos más críticos Somoza recurrió a fraudes escandalosos o a pactos políticos con los mismos conservadores, que se fraccionaban en base a esos pactos (1948, 1950, 1971). El fruto de estos pactos lo saboreaban las élites conservadoras. Eran concesiones económicas, eran participaciones, en condición de minoría, en el poder político. Con esto Somoza aquietaba desorientado. Era difícil en estos años, que su antisomocismo se expresara autónomamente.

La represión sangrienta a la gigantesca manifestación electoral antisomocista del 22 de enero de 1967, el fraude electoral que a ella siguió y el pacto con los conservadores -el pacto Agüero-Somoza- agotó la fórmula electoral como expresión del antisomocismo popular. Desde entonces, muy pocos creyeron en los conservadores o en las elecciones.

Es una realidad que algunos sectores populares fueron somocistas, con un somocismo hecho de arribismo -en sectores medios o relacionados con el aparato estatal o hecho de pasividad, en capas populares y rurales. El aislamiento de muchas comunidades campesinas, su falta de información sobre la realidad nacional, la necesidad de sobrevivir, explica este somocismo rural, de inercia imposible de superar. La necesidad de trabajar en las tierras de Somoza o en las de sus aliados, se imponía y bloqueaba el desarrollo de la conciencia política. En otros casos, el aparato represivo de la Guardia Nacional y de sus aliados, los Jueces de Mesta, imponían a sangre y terror ese somocismo, del que nos se vislumbraba salida.

Este "somocismo de conveniencia" subsistía con el descontento, con el antisomocismo larvado y jamás expresado, que ni siquiera usaba como vehículo la fórmula conservadora, pues ésta era vista como la alternativa de los perdedores". Cuando surge el FSLN, cuando empieza a actuar y a decir su palabra, la conciencia antisomocista empieza a desbloquearse poco a poco.

El primer desbloqueo produce la ilusión. Los guerrilleros de la montaña, con sus gestos de leyenda -Pancasán, "derrota transformadora en victoria"-, los activistas de la ciudad -Julio Buitrago o Leonel Rugama enfrentando a los "invencibles" guardias, mostrarán otra forma, heroica, de ser antisomocista.

Las duras condiciones económicas fueron madurando la conciencia política. La crisis económica en Nicaragua, en Centroamérica, el terremoto de 1972, desnudaban los mecanismos injustos de la dictadura. El FSLN continuaba zapando sus cimientas y, a la par, construyendo la ilusión.

Las ofensivas militares en San Carlos, Estelí, Managua, León, Chinandega, mostraron que el proyecto del FSLN -derrocar a Somoza, en primer lugar- era no sólo una ilusión. Empezó a verse como un proyecto difícil, costoso pero viable. Y aunque fue en el campo en donde se había tejido inicialmente la tradición revolucionaria sandinista, las características socioeconómicas de Nicaragua confirmaron a las ciudades como los bastiones en donde se podía, se debía y se haría la insurrección.

La conciencia política creció aceleradamente en los años previos al triunfo, forzada las contradicciones que la misma acción iba planteando. La dinámica se repetía una y otra vez. Se luchaba con las armas o se ayudaba a los que luchaban armados. Y, como consecuencia, venía la represión -cárcel, muerte, tortura-. Esta represión revelaba más claramente el rostro sanguinario y último de la dictadura. Pero eso no detenía sino que fortalecía la acción. La represión de la Guardia dio más eficacia a la acción, haciéndola más organizada. Y la extendió, haciéndola más masiva. La conciencia antisomocista avanzaba así, dialécticamente, hacia una conciencia política autónoma e insurreccional.

En este proceso -así resumido en sus grandes rasgos-, en este avance de la conciencia popular, Monimbó es el gran símbolo. En este barrio indígena de la ciudad de Masaya maduró ejemplarmente al conciencia política de Nicaragua. En Monimbó estalló la primera insurrección popular contra Somoza. En sus calles, en sus pobres casas, la conciencia popular fue avanzando con la acción y por las contradicciones que engendraba la acción. En esta ciudad de artesanos se expresó condensadamente lo que estaba pasando en Nicaragua. Por eso, "¡Monimbó es Nicaragua!", fue el grito con que todos los nicaragüenses saludaron el triunfo revolucionario.

Explotación, adormecimiento y somocismo.

Entre 1950 y 1965, aproximadamente, toda la Región Uno, y en especial Jalapa, experimentaron un crecimiento de población notable. (Mientras entre 1906 y 1940 la población de Jalapa aumentó solo de 1.149 habitantes a 1.948, ya en 1950 había 2.088 y en el 63 eran 8.602). La introducción de nuevos cultivos -tabaco y café- exigía mucha mano de obra y los campesinos pobres de otros lugares se encaminaron hacia la prometedora frontera. Durante el somocismo, los dos grupos sociales mayoritarios entre la población rural jalapeña eran el de los obreros agrícolas, asalariados en las grandes haciendas y, en menor medida, en las medianas; y el de los campesinos pobres, dueños en zonas montañosas de pedazos de tierra menores de 5 manzanas. Para sobrevivir, tenían que trabajar también como asalariados. Sobre estos dos grupos pesaban los grandes propietarios, con fincas de más de 500 manzanas y el grupo en ascenso de los campesinos medios y ricos. Por otro lado, muchos pobladores del pequeño casco urbano de Jalapa trabajaban como obreros agrícolas de las grandes haciendas. El polvoriento camino que atraviesa Jalapa unía todas estas fincas, facilitando el desplazamiento de los obreros que en ellas ganaban pocos pesos a cambio de mucho sudor... Jalapa era una de esas regiones campesinas de Nicaragua en las que vivía un antisomocismo sin salida y, a la vez, un somocismo que la necesidad imponía como un yugo.

"Durante el somocismo estábamos pijiados. Lo que ganábamos ni para comer nos ajustaba. Ganabamos 14.40 y hasta comprar una libra de arroz se hacía difícil. Ganábamos quincenal, pero en la primera semana ya andábamos enjaranados, con deudas. Vivíamos pidiendo fiado, vivíamos prestados".

"Yo estaba bien chavalo cuando aquí había un monton de partidos, un Liberal, un tal Conservador Zancudo, un Liberal que no tenía bandera roja.. De aquí de Jalapa salían camionadas para las votaciones, para ir a los bailes que hacía Somoza para las elecciones y comer bolis y nacatamales. Sí, aquí había bastantes somocistas. Tal vez no por amor a Somoza, sino porque no mirábamos a nadie que representara nuestros intereses. Pongamos que seis meses antes de la revolución aquí se hacen elecciones y aquí hubiera ganado Somoza. La gente, siguiendo la torta, la gaseosa y los cinco pesos, se va con Somoza, sí".

"Aquí la tierra y la ganadería la dominaban René Molina, la Rosa Quiñónez y los Somoza. Esos ya se fueron para Honduras. También hubo cubanos por estos rumbos de Jalapa. Cubanos batistianos, que salieron de Cuba con la revolución. Cuando yo abrí mis ojos, aquí ya estaba lleno de cubanos. Aparecieron cuando comenzó a sembrarse el tabaco. Tenían sus casas bonitas, sus sirvientes, sus vehículos, sus fiestas de ellos, todo. Somoza los ocupaba para administradores de sus fincas. Yo ganaba 14 pesos y el cubano administrador ganaba miles. Así era la cosa. Trataban mal. Pijiaban a los chavalos. Si una mujer les lloraba por una hora extra, la corrian. Tenían órdenes y ellos eran los que reprimían".

"Había tabaco en primer lugar, después ganado y un poco de café. Había pequeños campesinos con sus tierras, pero los préstamos sólo se los daban a los que tenían ya de 100 manzanas arriba. Esos algo prestaban a los que tenían sólo tres, cuatro manzanas. Con el tiempo, todos andábamos endeudados y entonces nos quitaban la finca. "Hacete más allá, dejame ese pedazo, que ya me debés demaciado", decían los medianos y así iban ampliando las propiedades, quitando tierras a cuenta de las deudas: ésa era la relación que había. Los medianos desplazaban a los pequeños y se iban haciendo iguales a los grandes. Pero después sólo los de grandes terrenajes hacían sus fiestas de ellos. Los pequeños y medianos nunca participábamos de eso".

"La gente era somocista y estaba contra Somoza. ¿Cómo decirle? Los conservadores eran sólo unos cuatro viejitos y el Frente Sandinista no había amarrado su influencia aquí. Sólo algunos sabían qué era eso. Pero sí se oía hablar. Aquí tenemos otros viejitos que pelearon con el General Sandino. Ellos nos contaban que Sandino estaba por los pobres. "Esos siguen los pasos de Sandino", decían ellos cuando se oían cosas del Frente Sandinista. Sabíamos que por aquí andaban los muchachos y atacaban algunos poblados del camino a Ocotal. Por estos lados, cerca de honduras, estuvo Germán Pomares. Todo esto se conocía y aunque uno no se atrevia a andar hablando alto, a veces decíamos: "Va a venir ese Frente Sandinista y va a pijiar a estos cubanos bastitianos." Sólo eso. Así estábamos cuando llegó el triunfo".

Una nueva realidad acelera el desarrollo de la conciencia.

Con la revolución se rompió un dique. Y por las compuertas emergió una conciencia reprimida y aun en formación. Por eso emergió volcánica, caótica, utópica. El FSLN buscó, desde el primer momento, encauzar estas energías y estos sueños adaptándolos a la realidad, a la correlación de fuerzas nacional e internacional. El mayor nivel de conciencia conseguido en las ciudades por la insurrección y las facilidades de comunicación que hay en ellas, hicieron más fácil y más rápido el lograr este inicial encauzamiento entre los sectores populares urbanos.

Pero a la vez que se rectificaban y orientaban cauces, se abrían nuevos caminos, se apuntaba hacia grandes proyectos: la alfabetización, la reforma agraria, la extensión y gratuidad de la salud. Se palpaba por todos los lados la debilidad en lo económico y en la estructura de las nuevas organizaciones, necesarias para que los sueños dejaran de serlo. Se iban logrando avances, tan pequeños como inmensos. La conciencia estaba pensando dejar de serlo. La conciencia estaba pasando de ser "ilusionada" a ser esperanzada. El presente comenzaba a llenarse de futuro y ésa, a pesar de todos los difíciles comienzos, era la gran novedad. Porque antes el presente estaba lleno de pasado.

Aún con desorden y aún sin tanto amor.

"Cuando el mero 19 de julio les dijimos a los guardias de aquí que el ejército sandinista venía para Jalapa la guardia salió en desbandada. En calzoncillos, se quitaban los uniformes, corrían descalzos por el monte. Y así se fueron para Honduras. Eran como sesenta. Ahí dejaron regadas todas las armas. Entonces se miró la debilidad. Nadie estaba seguro que el Frente era un favor para el pueblo. Si no, no hubieran dejado que se corrieran los guardias. Y eso que no había gente que no tuviera un arma. Unos con escopetas, otros con pistolas, otros con machetes andábamos. Pero yo creo que nadie entendía lo que pasaba".

"La gente rica de acá cogió para el lado de Honduras. Hubo la cuestión de los saqueos en las casas de los cubanos y de los grandes terratenientes. También regresaron refugiados que se habían escondido antes en Honduras y llegaban a la casa de un guardia y querían cogérsela. Se miraba gente con televisores cargados, a tuto, con sacos llenos de ir saqueando casas. Al principio la mayoría pensábamos que la revolución era una piñata. "Ya llegó la hora de ser felices, de tener nuestras cositas -aunque fueran robadas- y ya sin ningún esfuerzo más". Esto duró como hasta fin de ese año 79. Ya subían hasta aquí fuerzas revolucionarias para trabajar en los barrios, pero no funcionaba porque la gente no comprendía nada".

"En el campo el problema era serio: indisciplina laboral y oportunistas somocistas en los centros de trabajo, disfrazados. Un relajo, un mal entendimiento de lo que era la revolución. Los responsables de las UPEs andaban malgastando combustible, chocando vehículos, malversando fondos... En las cooperativas el banco prestaba a medio mundo. Préstamos para casarse, para comprar bicicleta..."

"Bueno, veíamos que estábamos ya en patria libre y que nadie nos iba a andar jincando más, que mucho le aguantamos a los cubanos batistianos... Entonces decidimos que cada uno iba a trabajar como le diera la regalada gana".

"La Cruzada nos dio un buen golpe político. Algo entendimos. Más que todo los campesinos más pobres, que supieron por primera vez qué era el movimiento cooperativo. Fue entonces. Parece mentira, pero había muchos campesinos en la faja fronteriza que conocían en Honduras que del mismo Jalapa. En la Cruzada conocimos propiamente qué era Nicaragua".

"En 1981-82 había serios problemas en el entendimiento de la organización, de lo que era sindicato. Unos pensaban que el sindicato era para nada más reclamar mejoras. Otros pensaban que el sindicato era para ponerles a los obreros un yugo a tuto y rempujarlos a lo desconocido en la producción. Otros pensaban que el sindicato nada más era un deporte. Lo que querían era sólo tener su terreno propio y cotizar y ahí moría el compromiso. Ha sido difícil que los compañeros entiendan, que adopten el hábito de reunirse, de discutir. Eso nos viene a decir a nosotros que la organización se inició lenta".

"En la ciudad estaba el problema del abastecimiento. No llegaban fijo las cosas, los frijoles, la leche. Y había esta queja con la salud: como ya era gratuito el servicio se llenaba, bajaba todo el mundo en molote al hospital y no había capacidad. Faltaba transporte. También había la burocracia ésa de andarle pidiendo permiso a Zutano para ir a ver a Fulano y si no, no te atendían. Entre los campesinos había menos quejas. Ellos estaban sintiendo la revolución como una gloria para ellos. Nunca les habían llegado regular arroz, frijoles y leche para los niños. Su reclamo eran las tierras. Todo mundo quería tierras. Empezaban las cooperativas, más para dar los créditos, las maquinarias, sin ser comunidad aún. Los campesinos pronto se sintieron bien. Los obreros agrícolas hacían presión por el empleo. Los cubanos "gusanos" con sus métodos de poner a hacer a uno lo que debían hacer tres para explotar y ganar más, dejaron un desempleo. Todo costaba ponerlo en orden. Pero por todos lados íbamos viendo un cambio".

"Hasta el fin del 81, realmente, aunque hemos avanzado y estamos trabajando, todavía participábamos sin tanto amor. Cuando viene la contra y comienzan los combates, los secuestros, los asesinatos de los campesinos, así andábamos todavía".

La agresión: gran herramienta para la forma de la conciencia.

La guardia somocista, que escapó a Honduras, y el sector de la burguesía que hegemonizaba la vida política de Nicaragua en el momento del triunfo empezar pronto a cuestionar el futuro que el presente revolucionario ya estaba anunciando. La nueva Administración norteamericana les proporcionó pronto las armas para atacar este proyecto, para hostigarlo, amenazarlo e intentar destruirlo. En las zonas fronterizas, en amplias zonas rurales de Nicaragua, comenzaron los ataques de las bandas somocistas. Después la infiltración de las "fuerzas de tarea". Después, la guerra ya. La agresión contrarrevolucionaria hizo que a los que no protagonizaron la insurrección les correspondiera el papel de protagonistas en la defensa de los frutos de esa insurrección.

Nuevamente, las contradicciones van a ir madurando dialécticamente la conciencia popular. La nueva esperanza movía a la acción (sindicalización, cooperativas, educación de adultos...) Estas acciones eran atacadas con crueldad y violencia. En esa agresión se revelaba crudamente la realidad: se entendía más que nunca antes qué era el somocismo y a la vez qué era la contrarrevolución, y, sobre todo, se descubría "el rostro del imperialismo". Como había sucedido antes, la agresión no detuvo sino que fortaleció más que la acción, haciéndola más decidida y más extendida (milicias, producción...).

En este proceso ha emergido como componentes de la conciencia política el sentimiento anti-imperialista, esencial al proyecto de Sandino y al de la revolución. Somoza reprimió este sentimiento. Somoza lo mediatizó. El era la representación del imperialismo norteamericano. En él el pueblo intuía "lo extranjero", intuía que a través de él "el yanqui manda en Nicaragua", pero aún no veía claro el rostro del enemigo histórico de la nacionalidad nicaragüense. El antisomocismo se está transformando hoy en anti-imperialismo. La recuperación histórica de Sandino y de las raíces nacionales, a la par que la agresión de la Administración norteamericana, abonan el surgir de este sentimiento.

La defensa de cada pulgada de tierra.

A partir de marzo de 1982, Reagan da un viraje en el timón de su política hacia Centroamérica. Desde enero del 81, cuando llegó a la Casa Blanca, sin olvidar Nicaragua con el objetivo de destruir al FMLN salvadoreño. Viendo que no lo lograría a corto plazo, se decidió a apuntar ya priorititariamente hacia Nicaragua con el objetivo de derrocar al FSLN. Jalapa sintió, como ningún otro lugar de Nicaragua, ese agresivo golpe de timón.

"Antes de marzo del 82, antes de la emergencia, ya habían bandas contrarrevolucionarias, pero no tenían ajuste entre ellas. De esa fecha ya cambia y vienen con más coordinación, apoyados por el ejército de Honduras. Ese apoyo que les dan ellos nosotros los miramos desde aquí, con nuestros ojos. En marzo las bandas dan un salto a ser unidas contrarrevolucionarias. Aquí en Jalapa teníamos agresión cada dos, tres días. Era para meternos en miedo. Eran asesinatos, secuestros, era meterse en las comunidades, era trabajo entre el campesinado para convencerlos de irse con ellos. Eso más que todo era posible en las zonas más pegadas a la guardarraya. No hay comunicación por carreteras, no llega radio ni teléfono ni telégrafo de Nicaragua, pero las radios hondureñas y las contrarrevolucionarias sí llegan fuerte. Además, tienen una carretera paralela para recorrerse las comunidades en una hora nomás".

"Se oía decir que el país más poderoso del mundo. Estados Unidos, estaba con la guardia y que Nicaragua no iba a aguantar. Que ellos querían quitar comunismo de Nicaragua y que por eso luchaban. Comunismo, decían, es que el pueblo le trabaje al gobierno. Nos decían que ya no íbamos a a tener nada nuestro. Decían que ya no íbamos a amar a Dios. Y hasta de la comida hablaban, que era comunismo que nos la dieran en medida. Mucha gente creía esas cosas...".

Es la etapa de la "guerra encubierta", en la que desde Honduras los ex-guardias entran a poblados fronterizos a hacer aquello para lo que habían sido entrenados por Somoza: amedrentar, matar... Es la época del terror contrarrevolucionario, de los asesinatos, de los secuestros.

"Llegaron los guardias somocistas a la casita que teníamos. Entonces agarran a mi hijo el más joven y se lo quieren llevar. "No se lo llevan", les suplicaba yo y me les arrodillaba y les pedía. Pero el guardia me empujaba. Me pateó, me botó, no me hizo caso. "Montate en la bestia, montate rápido", le dice al chavalo. Desde el suelo alcancé a decirle: "Hijito, que Dios te proteja". "No se preocupe, mamá, que voy a volver pronto". Ya no me pude levantar. Ahí quedé mirando que se iba mi niño. No sé si estará vivo o estará muerto, pero creo que me lo habrán matado ya. Son bestias esos guardias".

"Se me la llevaron a ella, que estaba de un mes de alumbramiento. La violaron entre todos. A mi hijo, como se resistía, lo mataron y le sacaron las tripas. Y se las llenaron de piedras. Más luego le rompieron la cabeza, las piernas y por allí lo dejaron con los otros, a la vuelta de la quebrada. A mis tíos los degollaron y al sacarles las tripas se las llenaron con papeles y tierra y les sacaron los ojos. A una comadre le violaron una chavalita de siete años, después se la mataron..."

"Han dejado madres sin sus hijos por un capricho de ellos. Dicen que van a llegar nuevamente a liberar Nicaragua pero Nicaragua ya fue liberada. Hoy las madres con cuánto dolor no andamos, que perdimos la mitad de nuestra vida por manos de esos ingratos que el gobierno americano apoya. Vienen a secuestrar a nuestros compañeros, se llevan a las niñas descaradamente, quemaron ranchos, muchos perdieron todo... Ese gobierno de los Estados Unidos debe cambiar su corazón de piedra y reconocer que Nicaragua es libre ya, que quiere paz".

"En ese tiempo hicieron algunas emboscadas poniendo puyones de hierro de cuatro puntas en la carretera que une Jalapa a Ocotal. Querían que el arroz se quedara ahí y se perdiera, porque nosotros trillamos nuestro arroz fuera de Jalapa... Las emboscadas nos fregaron porque los transportistas ya no querían venir a la zona, tenían temor... A la par se metían en algunos poblados. Más temor. Fue entonces cuando empezamos a entregar algunos fusiles a las comunidades".

Había que dar armas a una población todavía dispersa y aislada. Pero con eso no bastaba. Los primeros y continuados ataques produjeron miles de desplazados, dañaron la economía, cuestionaron los planes agrarios en la zona... Había que cambiar de rumbo. Se inicia entonces la política de reasentamientos de la autodefensa, de la cooperativización alertada.

"Había en Jalapa por entonces diez puestos guardafronteras. Todos absolutamente habían sido atacados por el enemigo en una, dos y hasta tres ocasiones. El afán era tomarse estos puestos. Nunca pudieron tomar ni uno, aunque en los puestos teníamos sólo 15 hombres o menos y las bandas que atacaban eran de 60 y hasta 100... Atacaban los puestos, seguían las quemas de ranchos, los secuestros, los asesinatos... Entonces se da la bajada de la población de la mera frontera hacia el Valle de Jalapa y quedan despobladas más de 20 comunidades. Contando sólo hasta el mes de diciembre del 82 tenemos 4 mil desplazados. Hubo familias que salieron huyendo medio desnudos. Dejaron su rancho, sus maquinarias, sus herramientas, todo perdido. Había que hacer frente".

"Para responder a la agresión había que construir reasentamientos para los compañeros desplazados. De las tierras del Estado, del Area Propiedad del Pueblo, fueron entregando para hacer Unidades de Producción, las UPE. También se compraron tierras a algunos productores. Estaba el trabajo con la agresión. En los reasentamientos era de construir también puestos de salud, comedores para los chavalos y centros para ellos, escuelas... Aquí en Jalapa, Alcides y los compañeros del regional "se pusieron las pilas", respondieron. Y había que dar respuesta en el agua, en la luz, en el teléfono. También prestarles mejores herramientas a los campesinos para que volvieran a producir. Es cuando en Jalapa empezamos a organizar la autodefensa".

"Hicimos refugios antiaéreos por si atacaban por arriba y también contra el fuego de mortero, que eso es cosa seria cuando lo vuelan. Y organizamos brigadas de defensa civil. También aprendimos señales para comunicarnos entre los mismos campesinos, sea que fuera de darnos apoyo, sea de alentarnos de por dónde andaba el enemigo. También aprendimos señales para comunicarnos entre los mismos campesinos, sea que fuera de darnos apoyo, sea de alertarnos de por dónde andaba el enemigo. También la revolucionaria día y noche, sin dejar pasar un minuto... Todo costó bastante organizarlo".

"Nuestro pueblo entendió que el enemigo lo que quiere es la muerte y el regreso del somocismo. Los asesinatos le dijeron eso, los secuestros le dijeron eso, las quemas de ranchos le dijeron eso... Toda la guerra de terror y los sueños de tomarse Jalapa derrotaron el enemigo, porque cuando vimos eso ya empezamos organizadamente con todo, como nunca, con defensa y producción".

Una de las consecuencias más importantes de la agresión fue el aceleramiento de la reforma agraria con la creación de cooperativas. Los campesinos desplazados empiezan a recibir tierras, buenas tierras del valle. Las reciben en comunidad. Reciben también armas para defenderlas. Y se crea así una situación tan nueva como catalizadora de nuevas actitudes, en las que comienza a expresarse el "poder popular". Por primera vez en su historia los campesinos tienen armas, tienen poder. Las relaciones del sindicato con la Administración estatal, con los técnicos, con el mismo ejército, evolucionan hacia una mayor democracia.

"Cada ataque nos daba fuerza. Fuerza para los batallones, fuerza para la cooperativa, fuerza para el sindicato, fuerza en la educación... Los atacantes nos han dado una vida nueva. Antes vivíamos separados, encaramado uno en un cerro, perdido el otro en una hondonada. Ahora ya vivimos juntos, mirando cada uno por lo de todos".

A fines de 1982 Nicaragua vive un momento dramático. El gobierno norteamericano y la contrarrevolución coinciden en hablar de "la ofensiva final". Se intensifican los golpes contra Jalapa, que resiste y resiste. En los planes contrarrevolucionarios, Jalapa está destinada a ser la capital de un territorio "liberado" pro los somocistas. A la par, los nuevos ataques buscan boicotear la cosecha de café y desgastar al ejército nicaragüense, que ya lucha en Jalapa a la par de los milicianos y de los campesinos armados. En estos momentos, no sólo Jalapa es Nicaragua, sino que Nicaragua está llegando a Jalapa.

"La agresión creció. De 80, 100, 150 contrarrevolucionarios que venían armados con fusiles Fal, con Galiles, pasaron a cosas ya serias. Querían tomarse Jalapa. Y ahora eran ya mil o más hombres. Entonces lograron entrar hasta 3 kms. dentro de Nicaragua. Los derrotamos. Tuvieron muchas bajas y miramos cómo ya venían armados perfectamente. Ahí recuperaremos lanzacohetes, morteros de 60 y 80... Esta vez ya hubo en el combate batallones de Jalapa con compas de León, de Managua, de Masaya, de Chinandega".

"Consideramos victoria la del café. A pesar de toda la guerra, logramos sacar el 60% de la producción. Fue hazaña eso, porque nos costó vidas. Por ejemplo, la de los dos niños de una brigada voluntaria, que los mataron en una emboscada: el Pedrito, la Guadalupe... También el matrimonio Barreda, que propiamente son como un ejemplo de cristianos santos y de sandinistas a la vez. Aquí tuvimos que ir a los cortes de café con el canasto y con el fusil, romperle el cerco al enemigo una vez, otra vez... Fue una batalla".

En febrero de 1983, comienza el llamado "Plan C". Se introducen "fuerzas de tarea" contrarrevolucionarias en Jinotega y en Matagalpa. En marzo y abril, Jalapa recibe otra embestida fuerte. Los ataques tienen otro sentido: buscan permitir la retirada de estas "fuerzas", hacia Honduras, que para estos meses ya van derrotadas, acorraladas... Jalapa, sigue recibiendo fuego y metralla. Y la resistencia continúa.

"Entonces ya se veía clarito el apoyo de los hondureños, con ambulancias en la frontera para los que iban heridos, con camiones... Destruyeron unos 20 galerones de tabaco. Algunos estaban llenos, otros vacíos. Pérdidas por millones. Dicen hasta 160 millones de córdobas, un platal. Y la población en peligro. Había que proteger a los niños, a los viejitos. Cuando vimos este ataque tan fuerte comprendimos que nosotros sólo estábamos preparados para defendernos de los ataques de las unidades de la contra, pero no para enfrentar una agresión con el mismo ejército hondureño, que así había sido en esta ocasión. Los pequeños refugios que habíamos hecho entre todos ya no eran para esta guerra... Teníamos que cambiar de planes".

Fue en estos meses cuando la población civil se vio como nunca envuelta en la guerra. De marzo a junio de 1983 se suceden los "grandes combates" de Jalapa. Todos, desde los más tiernos hasta los más viejos, se organizan para resistir o para atacar... Teotecacinte, en el mismo vértice de la proa de Jalapa es castigado durante 10 días a puro morterazo... 80, 100 morteros diarios. Los niños, se acostumbraron pronto al silbido de los morteros y entraban y salían de los refugios corriendo, burlando la metralla y riéndose de la mala puntería de los contrarrevolucionarios. Jalapa fue el orgullo de Nicaragua.

"Logramos organizar en todas las zonas la autodefensa, la defensa civil, la defensa circular. Las milicias se aumentaron en 200 y 300% y el pueblo haciendo miles de metros de zanjas para la guerra y centenares de pozos tiradores. Había que ver la gente después de sudarse todo el día y en los sábados, en los domingos, por las tardes, construyendo refugios, los pozos, las zanjas de comunicación. Esto sólo se puede hacer trabajando todos. Y esto sólo se hace ya con conciencia".

"Vimos cómo los planes sobre Nicaragua eran los planes sobre Jalapa. Los planes para destruir la revolución pues. En este ataque, el ejército hondureño empeñó tres batallones. Cuando ya el enemigo ve que no puede tomarse todo Jalapa, concentra su esfuerzo sobre Teotecacinte, llegando a 200 metros nomás. Y también descarga sus fuerzas contra un puñado de valientes de la UPE de El Porvenir, que es de producción de tabaco. Su último tapado de tabaco es el mero cerco que divide Nicaragua de Honduras y la carretera pasa a 30 mts. tan sólo. Allí resistieron 40 hombres y no fueron vencidos. Después de 6 días seguidos de combate día y noche, sin municiones, con cansancio el enemigo se retiró. Allí cayeron 17 héroes reservistas. El enemigo tomó El Porvenir, pero no le duró el logro, tuvo que correrse. Nos dio un golpe económico, perdimos vidas, perdimos 8 millones de córdobas y tanto esfuerzo de los campesinos, pero sólo ocupó 2 kilómetros cuadrados de Nicaragua. Y, al fin tuvo que correrse".

"Pensábamos que en la balacera íbamos a tener miedo, pero no, sino valor. Uno se siente como que está seguro de andar con la verdad y se olvida del miedo. Tenemos una impresión fuete: no matar, no matar. Pero uno va mirando que son ellos los que vienen a matarnos y nosotros necesitamos una sociedad que sea justa. Entonces vamos sintiendo varias cosas a un mismo tiempo. Aquí nadie quiere matar. Y si ellos nos atacan, nadie los va a matar, así es. Nadie en Jalapa quiere matar, más bien quisiéramos estar en la producción en vez de estar en la mera frontera, con lo duro que es eso. Pero si dejamos la frontera libre nos terminan, terminan con todo. Y eso no podemos permitir".

"Aquella tarde en Teocacinte combatió todo mundo. En todos los rincones todo mundo. La gente que aún no estaba en las milicias venía pidiendo fusiles. Una señora nos viene a pedir para ella y para dos de sus nietas. Y reclamaba bien arrecha que le diéramos. Ella tenía 74 años y sus nietas, 7 y 11 años. No les dimos los fusiles por la edad, pero ellas nos dieron moral y su coraje. Nunca lo olvidaré eso".

Cuando dirigentes revolucionarios viajaron hasta El Porvenir, ofreciendo a los obreros un lugar más seguro donde trabajar, un sindicato alejado de la frontera, éstos se negaron rotundamente. Querían quedarse en la primera línea de fuego. Ese día de junio de 1983 Jalapa se hizo definitivamente el símbolo de Nicaragua entera.

"A punta de formación ya no retrocedemos. En El Porvenir, en "Teonte", cuando los combates, nadie se corrió. Sabemos lo que significa un pedazo de tierra entregado a la contra. Los compañeros allá sabían que venirse para atrás era cederles El Porvenir y cederles El Porvenir era pensar en cederles Teocacinte y así, llegan hasta Managua. No, ni en una pulgada de tierra vamos a ceder".

Ha nacido una nueva conciencia.

La nueva conciencia política que está emergiendo -y que emerge con más fuerza entre los campesinos de las fronteras- tiene hoy tres grandes expresiones: la defensa de la producción, la defensa militar de la soberanía y la creciente participación en sindicatos, cooperativas y distintos órganos del poder político. "Si democracia es participación, en Nicaragua hay mucha democracia", ha dicho incluso el mismo embajador norteamericano en Nicaragua.

Esta nueva conciencia, más responsable, más comprometida, está emergiendo en un ámbito de participación democrática. Es una democracia que se expresa en las elecciones en los sindicatos, en las nuevas relaciones entre la directiva sindical y las bases, en la novedosa capacidad de poder "pleitear" con la administración privada, o estatal, en nuevas instancias de discusión y coordinación, que aun no son perfectas, pero que nunca se habían conocido en este país. No es aventurado pensar que en las elecciones anunciadas para 1985 el pueblo nicaragüense ratificará masivamente este proceso de participación y al hacerlo madurará aun más esta su nueva conciencia política.

Más organización, más producción, más participación.

Después de los duros días de guerra de 1983 nadie duerme ya en Jalapa. La proa de Nicaragua vuelve a ser de nuevo un importante objetivo en los nuevos planes contrarrevolucionarios anunciados en enero, a la par que se anunciaba el inicio del proceso electoral. Tras un duro proceso de resistencia los jalapeños están listos para la defensa y para el voto. La participación del pueblo ha crecido. Sobre una población económicamente activa de 66.622 personas en el municipio de Jalapa, 2.000 están ya integradas en los batallones de reserva. Ha crecido así el grado de compromiso, porque un reservista no defiende sólo la tierra de Jalapa sino que se hace disponible para ir a defender cualquier trozo de tierra nicaragüense. Ha crecido la producción, ha crecido la organización sindical, han crecido las cooperativas.

"La guerra de agresión nos ha ayudado mucho a la creación de la conciencia de los trabajadores. Como organización, nos ha afectado, porque los mejores cuadros han tenido que ser movilizados. Y cómo no. Pero en conciencia nos ha dado un buen empujón. El mismo enemigo nos ha dado las herramientas para que los obreros se formen como defensores de su centro de trabajo y de su patria. También ya estamos claros que solos no hacemos nada sino que tenemos que ir juntos, tenemos que organizarnos.

"El pueblo ha entendido en su carne propia que la defensa es necesaria. Hemos ido agravando confianza en nuestra propia organización. Y eso lo siente el enemigo. Hace rato que sólo está a la defensiva. Haya, pues confianza en nuestra propia fuerza, en nuestra capacidad, hay iniciativa, hay disposición".

"Lo que impacta al obrero es su trabajo. Bueno, pues, hemos visto que nuestro único sostén es el tabaco. Miramos como la contrarrevolución ha disparado contra el tabaco, contra los galerones. Entonces el obrero dice: primero muerto, que no me dejen en la calle sin empleo. Y por ahí comenzamos a entender. Defender el centro de trabajo y cuidar la materia prima. Por ahí empezamos. Los primeros que fuimos a las trincheras fuimos los obreros. Allí ya aprendimos más. Ahora decimos: vamos a estudiar, vamos a producir, vamos a combatir. Yo creo que esto pasó en todos los centros de trabajo".

"El campesino es amoroso con sus tierras que tiene ya, que le dieron. Dice: me las dieron, me las han asegurado. Bueno, pues aquí me hago morir por lo que es mío, de aquí no me van a sacar. Aquí muero por esto mío y por lo de todos".

"La productividad del tabaco llegó a ser la más grande de la historia de Jalapa. En 81.82 tuvimos un 40% del tabaco de más alta calidad que podemos producir, el tabaco se exporta. Bueno, pues en este año llegamos a un 80%. Nos fuimos muy por encima del año anterior y nos fuimos con números históricos, porque nunca había habido en la región esa producción. Con mayor agresión, con ataques, alcanzamos la mayor eficiencia en el tabaco. Igual con el arroz: alcanzamos a producir 70 quintales por manzana. Nunca habíamos producido tanto y tan bueno como este año bajo las balas".

"Ahora el sindicato somos todos. Elegimos la Junta Directiva, que va a estar en eso por un tiempo. Elegimos los compañeros más capaces, los más conscientes. Los elegimos nosotros. Y ellos nos tienen que dar cuenta a todos los afiliados, cada mes, de cómo va todo en la hacienda. Siempre cuando hay problemas, cuando hay cosas nuevas, hay reuniones especiales. Todo el sindicato se reúne también con la Administración si es que hay "clavos". Esto nunca antes de nosotros lo habíamos visto".

"Al ver los compañeros que ya han caído, pensamos, por lo menos, ser más abnegados en el trabajo, en la vigilancia, las tareas. Todavía eso no es el sacrificio de la vida. Pero estamos aquí para eso, para defender la revolución con sacrificio. Y un pueblo tenemos a la retaguardia. Un pueblo que confía en nosotros. Es Nicaragua".

"Aquí estamos en estas trincheras. No importa que muramos. Ya lo dijo Sandino: otros nos seguirán. Si morimos por un pueblo, no importa. Eso es ser cristiano, le llamo yo. Ya tenemos en Nicaragua algo que defender. Si morimos, pues, no importa ya".

Vanguardia de la defensa y de la producción, en Jalapa se expresa condensadamente lo que está pasando en Nicaragua y se anuncia lo que pueden revelar las próximas elecciones. Por todo esto, Jalapa es Nicaragua.