Día Mundial de la Prevención del Suicidio
Mtra. Delfina Melgarejo Thompson, Psicóloga. UCC
Navegar Juntos - Boletín quincenal del ICCE-América
1Qa. IX.08
Pensar la muerte no es una tarea de vivos (Miguel de Unamuno)
El suicidio o acción de quitarse la vida de forma voluntaria y premeditada, significa “darse muerte uno mismo”; fenómeno complejo en la actualidad que nos confronta y nos lleva como sociedad a preguntarnos cuáles son las causas, por la cuales, cada vez más, las personas se suicidan…sobre todo los niños y los adolescentes. ¿Qué los hace desistir de vivir y no considerar su futuro como un espacio de posibilidades a desarrollar, y preferir la nada? Es entonces que de todo esto nace la apremiante necesidad de que estemos concientes de estas causas, y así poder implementar medidas o estrategias preventivas que puedan disminuir esta segunda causa de muerte en algunos países y mejorar las condiciones individuales y grupales de cada una de las personas que conformamos este contexto social.
Por otra parte, aun cuando este problema se encuentra asociado generalmente a la depresión, al consumo de sustancias tóxicas y a las conductas antisociales, es sólo un síntoma de algo mucho más profundo, identificándolo con las influencias y las alteraciones familiares (esfera interpersonal), con los conflictos de pareja, con los conflictos con los padres; “situaciones que derivan en humillaciones, maltrato, violencia y castigo”; asimismo, este está relacionado con los altos niveles de estrés en la vida cotidiana, como el colegio y las relaciones sociales, así como las mismas influencias “socioculturales”, que rodean al niño y al joven y que los hacen una población vulnerable; con fácil acceso a otros factores diversos que aumentan aún más el riesgo del suicidio, y como un interminable círculo vicioso van provocando desesperanza, insatisfacción, agresión, ansiedad, angustia, soledad, abandono entre otras emociones y sentimientos adversos …. Lo que sí podría decirse, es que el hecho de que los niños y los jóvenes tomen esta decisión, nos conduce a cuestionarnos qué somos como civilización, como cultura y como modelo de organización social. Cuando una niña, niño o adolescente se suicida, la sociedad entera se fractura; y deja un vacío absoluto que nos está convocando a comprender que debemos resignificar los escenarios familiares, fortaleciendo los lazos afectivos de las figuras primarias, preparándonos en la educación, como docentes con calidad humana para identificar a esta niñez y juventud que clama ayuda, y estar atentos para brindar el apoyo que requieran y prevenir. Como sociedad convertirnos en un espacio dinámico, inclusivo, preventivo y potencializador que brinde esperanza, retén, seguridad, confianza, oportunidades; proyectos de vida que sean construidos de manera colaborativa y solidaria, respondiendo con estrategias concretas ante este panorama cada vez más desintegrado y devastador; por lo tanto una medida preventiva sería cuidar de nuestra individualidad considerando nuestra salud física, emocional y social y de esta manera como adultos en cualquiera de nuestros roles, ser modelos congruentes y estructurados que posibiliten a la niñez y a la juventud encontrar formas propositivas de enfrentar sus diversas realidades, sin perder la motivación de seguir y de VIVIR.
Para finalizar cabe recordar y resaltar, que los niños y los adolescentes son especialmente vulnerables, debido a que sus habilidades para resolver problemas, sus habilidades de autorregulación y su capacidad para afrontar situaciones, pueden estar limitadas. Hay niños y adolescentes que pueden tener que hacer frente a una serie de circunstancias que provoquen una gran tensión, considerando que éstas van más allá de su control. Además estos niños pueden por sus circunstancias particulares, tener un poco comprensión para darse cuenta de que las situaciones consideradas por ellos indeseables, pueden y suelen cambiar. Sin embargo, queremos añadir que no estamos de acuerdo con Miguel de Unamuno, porque –al contrario de lo que él afirma- “pensar la muerte SI es tarea de vivos”. Pensemos con E. Fromm: “Sólo existe un significado de la vida: el acto mismo de vivir”.
Mtra. Delfina Melgarejo Thompson, Psicóloga. UCC
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1Qa. IX.08
Pensar la muerte no es una tarea de vivos (Miguel de Unamuno)
El suicidio o acción de quitarse la vida de forma voluntaria y premeditada, significa “darse muerte uno mismo”; fenómeno complejo en la actualidad que nos confronta y nos lleva como sociedad a preguntarnos cuáles son las causas, por la cuales, cada vez más, las personas se suicidan…sobre todo los niños y los adolescentes. ¿Qué los hace desistir de vivir y no considerar su futuro como un espacio de posibilidades a desarrollar, y preferir la nada? Es entonces que de todo esto nace la apremiante necesidad de que estemos concientes de estas causas, y así poder implementar medidas o estrategias preventivas que puedan disminuir esta segunda causa de muerte en algunos países y mejorar las condiciones individuales y grupales de cada una de las personas que conformamos este contexto social.
Por otra parte, aun cuando este problema se encuentra asociado generalmente a la depresión, al consumo de sustancias tóxicas y a las conductas antisociales, es sólo un síntoma de algo mucho más profundo, identificándolo con las influencias y las alteraciones familiares (esfera interpersonal), con los conflictos de pareja, con los conflictos con los padres; “situaciones que derivan en humillaciones, maltrato, violencia y castigo”; asimismo, este está relacionado con los altos niveles de estrés en la vida cotidiana, como el colegio y las relaciones sociales, así como las mismas influencias “socioculturales”, que rodean al niño y al joven y que los hacen una población vulnerable; con fácil acceso a otros factores diversos que aumentan aún más el riesgo del suicidio, y como un interminable círculo vicioso van provocando desesperanza, insatisfacción, agresión, ansiedad, angustia, soledad, abandono entre otras emociones y sentimientos adversos …. Lo que sí podría decirse, es que el hecho de que los niños y los jóvenes tomen esta decisión, nos conduce a cuestionarnos qué somos como civilización, como cultura y como modelo de organización social. Cuando una niña, niño o adolescente se suicida, la sociedad entera se fractura; y deja un vacío absoluto que nos está convocando a comprender que debemos resignificar los escenarios familiares, fortaleciendo los lazos afectivos de las figuras primarias, preparándonos en la educación, como docentes con calidad humana para identificar a esta niñez y juventud que clama ayuda, y estar atentos para brindar el apoyo que requieran y prevenir. Como sociedad convertirnos en un espacio dinámico, inclusivo, preventivo y potencializador que brinde esperanza, retén, seguridad, confianza, oportunidades; proyectos de vida que sean construidos de manera colaborativa y solidaria, respondiendo con estrategias concretas ante este panorama cada vez más desintegrado y devastador; por lo tanto una medida preventiva sería cuidar de nuestra individualidad considerando nuestra salud física, emocional y social y de esta manera como adultos en cualquiera de nuestros roles, ser modelos congruentes y estructurados que posibiliten a la niñez y a la juventud encontrar formas propositivas de enfrentar sus diversas realidades, sin perder la motivación de seguir y de VIVIR.
Para finalizar cabe recordar y resaltar, que los niños y los adolescentes son especialmente vulnerables, debido a que sus habilidades para resolver problemas, sus habilidades de autorregulación y su capacidad para afrontar situaciones, pueden estar limitadas. Hay niños y adolescentes que pueden tener que hacer frente a una serie de circunstancias que provoquen una gran tensión, considerando que éstas van más allá de su control. Además estos niños pueden por sus circunstancias particulares, tener un poco comprensión para darse cuenta de que las situaciones consideradas por ellos indeseables, pueden y suelen cambiar. Sin embargo, queremos añadir que no estamos de acuerdo con Miguel de Unamuno, porque –al contrario de lo que él afirma- “pensar la muerte SI es tarea de vivos”. Pensemos con E. Fromm: “Sólo existe un significado de la vida: el acto mismo de vivir”.
Mtra. Delfina Melgarejo Thompson, Psicóloga. UCC
Etiquetas: Prevención, Suicidio
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