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Nombre: Alforja Calasanz
Ubicación: Valencia, Malvarrosa, Spain

lunes, junio 26, 2006

Formación Inicial y Permanente. Identidad y Pertenencia

Conferencia pronunciada,
en la Asociación de miembros de Congregaciones Generales, por
P. Amadeo Cencini, fdcc
Apuntes personales tomados por
Diego Bernal, sch.P., Asistente General por América
Roma, 17 de junio de 2006.


Introducción:

En la fórmula de profesión solemne se plantea la identidad, la pertenencia y la vida común.

Sentido de identidad y de pertenencia son conceptos no exclusivos de la vida religiosa, lo son también de la psicología. Cencini presenta estos dos aspectos como necesidades vitales de la persona (una forma de una escuela psicológica de leerlos), además los presenta como sentido positivo de la persona.

Es una de las causas de la crisis de hoy, ubicada dentro de las tres necesidades: amor, coherencia, verdad.

La crisis de identidad tiene que ver con la verdad, con lo que está llamado a ser, con la verdad objetiva que no alcanza la verdad subjetiva.

Formación carismática.

El punto de identidad y pertenencia tiene unidad en el carisma con lo intra-psíquico y con lo existencial.

El Carisma es fuente de identidad y fuente de pertenencia.

Dimensiones del Carisma:
Carisma como proyecto del Creador hacia la criatura.
Carisma como valencia humana y psicológica. Por ende, el carisma indica mi propio nombre y la autorrealización personal.
Este Don es don para vivir con quienes viven con el mismo Don y Nombre.
El carisma va vivido hacia los demás
Los contenidos del Carisma son dados por el Padre, que continúa creándolos y están “escondidos en Cristo”. La formación ha de ser carismática, que debe develar estos elementos escondidos.
Elementos de la formación Carismática:
1. Experiencia Mística
2. Camino Ascético
3 Ministerio Apostólico
Las dos polaridades de la maduración del Yo: la identidad y la pertenencia.

LA IDENTIDAD
(como primer proceso descendente: de la identidad a la pertenencia.
Del yo al nosotros)

Si no se responde al sentido de identidad, se vive en permanente disgusto.

No sólo se trata de hacer una búsqueda arqueológica o del contenido del Carisma, sino también en la funcionalidad del mismo que sirva a cada uno, no para nivelar a todos y con lugares comunes en el Instituto inclusive ¡entre Institutos! Se trata de hacer ver cómo al estudiar el propio carisma se ayuda a estudiar y a comprender la propia historia e identidad.

En la Formación Inicial (FI), el Carisma es punto de identidad de la propia persona, y punto de semejanza con Dios. No sólo se trata de identidad de acuerdo con éxitos y fracasos.

Niveles de identidad: corporal (niño), psicológico (identidad), ser (ontológico).

Fenómeno de doble identidad hoy: la carismática y pública y la propia oculta de la autorrealización (mal entendida).

Lo que hace positiva mi identidad y me hace feliz es el Carisma que porto y que me identifica.

Cencini presenta los dones personales como medios funcionales al servicio del Carisma que porto. Cuando el “carisma funcional o de dones personales” es absolutizado se produce el narcisismo. Pues la obediencia, en vista de un bien mayor, me puede llevar a renunciar a los dones positivos (en los cuales me siento bien) para ponerme al servicio del Carisma (renuncio, por ejemplo, al ejercicio de la sexualidad y no a la sexualidad).

No sólo en la FI, sino también en la FP.

Mística:

Al interior de cada Carisma siempre una Teofanía, manifestación del rostro de Dios.

En la Teofanía se revela también una antropología: descubro en el Rostro de Dios mi rostro propio.

Oración: descubrimiento de mi rostro en el Rostro de Dios.

Es Dios que se auto-revela en la Palabra y me revela a mí: rostro, verdad, historia.

De ahí la importancia capital de la oración y la lectura de la Palabra de Dios desde el punto de vista del carisma. Es Formación Permanente (FP).

Hoy los Institutos son vivos si las personas reviven cada día la experiencia fundante que nace descubrimiento de su identidad en la identidad de Dios. Es Dios quien me revela a mí mismo. Es la Teofanía que revela mi antropología.

Evidentemente se ha de tener en cuenta la experiencia profunda del Fundador, en su relación específica con Dios, con pasajes específicos, e incluso con oraciones concretas (sin absolutizar esta últimas).

Me siento atraído de lo que me revela a mí mismo.

Camino Ascético:

Al interior de la Cruz está escondida nuestra identidad.

Jesús nos atrajo cuando fue colgado en la Cruz.

Contemplarlo, exige adaptarse y conformarse en pensamientos, deseos, actos (cognoscitivo, afectivo, comportamental).

Si la mística no lleva a la ascética aquella es vacía y si la acética no lleva a la mística es voluntarismo estéril.

La ascética es el intento de acoger la revelación del rostro de Dios dada en la Mística.

La ascética ha de ser constante y profunda, para no convertirse en acrobacia falsa y para buscar reconocimiento de los demás.

Solo haciendo y transformando en comportamientos el Don recibido (encarnándolo), se hace vivo.

La ascesis ha de estar clara desde el comienzo de la FI. Cada Carisma tiene un proyecto ascético y debe ser claro desde el comienzo. Cada Carisma subraya virtudes, pasajes evangélicos.

Ha de ser claro en la ratio formationis de cada Instituto.

Es una ascesis especial no común, pues se trata de ayudar a descubrir y encarnar el Rostro de Dios y el Propio, en un Carisma Concreto.

Y ha de ser, a su vez, alegre.

Ministerio Apostólico

Cada Carisma responde a necesidades de la Humanidad. Cada Carisma responde, pues a una experiencia mística, que explota y se hace plena cuando tiene un actuar que se desprende naturalmente de la anterior experiencia de Dios y camino de ascesis para vivirlo.

Y ello de manera natural, sin pretender reconocimiento, sin enojarse. Es hermoso el testimonio de Consagrados que viven su Carisma de manera natura, alegre, humilde.

De la Teofanía, de la experiencia mística verdadera nace la necesidad de servicio. Dicho de otra manera: tu necesidad natural o material es mi necesidad espiritual, que me urge desde dentro de ser verdadero y responderte.

La dimensión apostólica es esencial al carisma: un tipo especial de experiencia de Dios, lleva a un tipo especial de servicio.

Es una revelación de Dios que, además sólo se completa en su revelación desde la profundidad del apostolado.

LA PERTENCIENCIA
(como segundo proceso ascendente: de la de la pertenencia a la identidad.
Del nosotros al yo)

La persona que se reconoce perteneciente se experimenta abierto, complementado, enriquecido.

Muy contrario al ver al otro como infierno, como amenaza, y aislamiento infecundo.

Se comprende a sí mismo cuando se comprende perteneciente.

La identidad sin pertenencia lleva al narcisismo y la pertenencia sin identidad lleva a la masificación y dependencia.

Descubrir permanentemente el Yo y el Nosotros (identidad y pertenencia), es tarea de toda la vida, de la FP.

El sentido de pertenencia a un Instituto es verdadero cuando es el sentido de pertenencia al Carisma.

Y pertenecer es decidir vivir con aquellos concretos con dones y debilidades que tienen un proyecto carismático común y de quienes lo portan.

Pero aquí también se ha de hacer el camino formativo del Nosotros al Yo y aquí es la Comunidad la que gestiona el Camino Místico, Ascético y Apostólico.

Aquí el Nosotros Carismático hace el servicio de ayudar a descubrir el Yo.

Mística:
La espiritualidad es la revelación no sólo del Yo, sino del Rostro común y de la relación.

Aquí se encuentran las raíces profundas de relación entre los miembros, por encima de motivaciones sensibles o ideológicas (los lazos de ser).

Se descubren semejanzas asombrosas y profundas con sus Hermanos.

Con sus Hermanos camina en la búsqueda del Rostro de Dios, de Experiencia de Dios, propia del Carisma.

Es en la espiritualidad donde nace la fraternidad, y no la individualidad, ni la cerrazón, ni el adocenamiento.

Es el misterio de la Identidad Común, del lugar Común santo, de la Tierra Santa.

Si la Comunidad no comparte la experiencia mística, es un individualismo espiritual. Esto no es una simple metodología, es un Don de Dios para ser compartido con los Hermanos. Es pues una contraditio in terminis hablar de espiritualidad privada (ver Documento Vida Fraterna en Comunidad).

La comunión y vínculo de fraternidad nace de la comunión y compartir de los dones del Espíritu, no sólo la casa, la comida, el comedor, la capilla....

La Iglesia y la sociedad necesitan de ello, de ver comunidades de diferentes nacionalidades compartiendo experiencia de Dios, vida, alegría, apostolado. Es la santidad comunitaria, la Iglesia necesita comunidades santas.

Camino Ascético

La comunidad colectiva que consiente pasar del Yo al Nosotros se define en las Constituciones y Reglas, ellas son el Proyecto de cómo vivir en cada etapa de la vida.

La ascesis consiste en acoger y optar por el Proyecto de la Constituciones o Reglas como manera común de vivir, de pensar en común y de tomar decisiones comunes.

Impide el fenómeno de los que van por libre, que es la forma moderna de desobediencia, antes era más contestataria. Hoy es más ligth, cuando cada uno va como rueda suelta y a su aire. Religiosos no identificados con nada ni con nadie, y por ende no identificables existencialmente.

Misión Apostólica:

Es una manera específica y precisa de vivir, orar, trabajar y hacer. Es una misión de estilo comunitario que sabe que el apostolado no es suyo, que no es una pasarela de moda, para ser visto por otros y recibir aplausos, sino que quien obra, obra en nombre de todos y con todos.

Se tiene conciencia de que es la Comunidad que le ha transmitido un estilo, que hay otros que lo mantienen en la oración y sacrificio, o con humildes trabajos.

Nunca podremos pagar la cuenta de los dones recibidos en Comunidad.

El apostolado nutre el sentido de pertenencia y el regalo de los dones regalados por Dios.

Por ende, identidad y pertenencia se llaman la una a la otra, sea a nivel personal o sea a nivel comunitario, sea a nivel de Yo como del Nosotros.

El singular que se entrega a la Comunidad real con sus debilidades y fortalezas, percibe que es el grupo y el lugar donde es acogido con sus dones y pecados. A su vez, en la profesión religiosa, cada persona está a cargo del desarrollo de los hermanos y del acoger el pecado de los hermanos.

Esta sería la FP, que está muy lejos de ser vivida en nuestros Institutos a pesar de los directorios, pues se trata de vivirla en los tres registros: cognoscitivo, afectivo y comportamental, en lo personal; además de ser vivida como un clima cultural normal de crecimiento, en el nosotros.

CONCLUSIÓN:
En este camino descendente de la Identidad a la Pertenencia y ascendente de la Pertenencia a la Identidad se unen indisolublemente la FI Y FP, construyendo la “personalidad carismática”.