Padre Esteban Martínez González. Un escolapio
En el centenario del padre Esteban
Mañana se cumplen cien años del nacimiento de este sacerdote y profesor
La voz de Galicia
Autor: Abel B. Veiga Copo
Localidad: monforte
Fecha de publicación: 0/11/2011
Se cumple el 21 de noviembre el centenario del nacimiento del Padre Esteban Martínez González. Un escolapio inolvidable que dedicó casi sesenta años de su vida a la enseñanza y entrega a los demás en Monforte de Lemos. Su huella, su ejemplo, su vocación, su entrega generosa y sin límite, su sabiduría, su infinita humildad y bondad siguen siendo hoy un recuerdo imperecedero para quienes lo conocimos, admiramos y quisimos. Quienes aprendimos las lecciones más generosas de la vida, la entrega, el sacrificio, la humildad y una generosidad desbordante. Su imagen débil y enjuta, de quebradiza salud que supo llevar con estoica resignación toda su vida, escondía la de un hombre íntegro, profundamente humano y entregado, respetuoso, bondadoso, sabio, recto y sobre todo, humilde.
Cuántas lecciones de humildad y sencillez nos enseñó a lo largo de su vida este escolapio. Cuántos valores atesoró este hombre único e irrepetible. La imagen más fiel a José de Calasanz que he conocido. Cuánta sabiduría, cuánta generosidad e ilusión. Cuanta paciencia, arte de la paz y la ciencia como él repetía en un latín que dominaba como pocos. Un gigante de humanidad, un coloso de rectitud y entrega. Jamás una mala cara, jamás un no por respuesta. Solo servicio, todo él entrega y generosidad a los demás, sin distingos, sin prebendas.
Perseverancia y valor
Nació en un pequeño pueblo de la provincia de Burgos, Cubillos del Rojo, en 1911. Era un 21 de noviembre, siendo bautizado al día siguiente por don Eustasio, el párroco del pueblo. Allí aprende sus primeras letras. Sus padres, Adolfo y Eugenia, eran devotos cristianos, y un tío suyo era escolapio, lo que marcaría el camino sin duda del joven burgalés pero también de sus hermanos, Pedro y Gerardo. En Villacarriedo en 1923 inicia sus estudios básicos que continuará en Getafe, tomando el hábito del Padre Provincial, Clemente Martínez.
El 15 de agosto de 1928 emite sus votos calasancios. Ahí empieza a esculpir el padre Esteban su perseverancia y valor, su infinita humildad y sencillez, amén de una piedad y fervor en las celebraciones eucarísticas que le acompañará el resto de su vida. Empieza también su entrega a los demás, sobre todo niños, con una paciencia y cariño por la educación y el aprendizaje de todos. Paciencia y perseverancia con la que afrontará la de ya por sí quebradiza y débil salud.
Emprende sus estudios en filosofía y teología en 1928 en el monasterio de Irache y Albelda. Lugares donde destacaría por un talento fuera de lo común y una prodigiosa y extraordinaria memoria. Memoria que asombraría a todos el resto de su vida, como pueden atestiguar decenas y decenas de viejos alumnos gallegos, octogenarios muchos, y a los que el Padre Esteban recordaba, así como los nombres de sus amigos y familiares cuando tenían ocasión de visitarlo o celebrar las bodas de oro de la conclusión de bachilleres.
Un día nevado y frío
Profesa solemnes en Villacarriedo en septiembre de 1934, y las órdenes menores y mayores le serían conferidas ya en Lugo por el obispo Balanzá y Navarro en 1935. Desde diciembre de 1934, un día nevado y frío, un día 4, llegaría a Monforte para casi no abandonarlo en más de sesenta años. En ese momento se ocuparía de la educación de los niños gratuitos y cuyos padres no podían pagar la educación de sus hijos. Escuelas pías. Venía para marcharse pronto. Pero ahí realizó su servicio, su ministerio, su ejemplo.
En los siguientes años se ocuparía hasta 1942 de la clase de Ingreso. Destacan ya en él su sabiduría enciclopédica, su pedagogía innata y competencia o habilidades oratorias y formativas. Su talante, su cercanía, su bonhomía, su afabilidad, su conocimiento riguroso y profundo, su simpatía no pasarían ya desapercibidas.
http://www.lavozdegalicia.es/lemos/2011/11/20/0003_201111M20C2991.htm
Mañana se cumplen cien años del nacimiento de este sacerdote y profesor
La voz de Galicia
Autor: Abel B. Veiga Copo
Localidad: monforte
Fecha de publicación: 0/11/2011
Se cumple el 21 de noviembre el centenario del nacimiento del Padre Esteban Martínez González. Un escolapio inolvidable que dedicó casi sesenta años de su vida a la enseñanza y entrega a los demás en Monforte de Lemos. Su huella, su ejemplo, su vocación, su entrega generosa y sin límite, su sabiduría, su infinita humildad y bondad siguen siendo hoy un recuerdo imperecedero para quienes lo conocimos, admiramos y quisimos. Quienes aprendimos las lecciones más generosas de la vida, la entrega, el sacrificio, la humildad y una generosidad desbordante. Su imagen débil y enjuta, de quebradiza salud que supo llevar con estoica resignación toda su vida, escondía la de un hombre íntegro, profundamente humano y entregado, respetuoso, bondadoso, sabio, recto y sobre todo, humilde.
Cuántas lecciones de humildad y sencillez nos enseñó a lo largo de su vida este escolapio. Cuántos valores atesoró este hombre único e irrepetible. La imagen más fiel a José de Calasanz que he conocido. Cuánta sabiduría, cuánta generosidad e ilusión. Cuanta paciencia, arte de la paz y la ciencia como él repetía en un latín que dominaba como pocos. Un gigante de humanidad, un coloso de rectitud y entrega. Jamás una mala cara, jamás un no por respuesta. Solo servicio, todo él entrega y generosidad a los demás, sin distingos, sin prebendas.
Perseverancia y valor
Nació en un pequeño pueblo de la provincia de Burgos, Cubillos del Rojo, en 1911. Era un 21 de noviembre, siendo bautizado al día siguiente por don Eustasio, el párroco del pueblo. Allí aprende sus primeras letras. Sus padres, Adolfo y Eugenia, eran devotos cristianos, y un tío suyo era escolapio, lo que marcaría el camino sin duda del joven burgalés pero también de sus hermanos, Pedro y Gerardo. En Villacarriedo en 1923 inicia sus estudios básicos que continuará en Getafe, tomando el hábito del Padre Provincial, Clemente Martínez.
El 15 de agosto de 1928 emite sus votos calasancios. Ahí empieza a esculpir el padre Esteban su perseverancia y valor, su infinita humildad y sencillez, amén de una piedad y fervor en las celebraciones eucarísticas que le acompañará el resto de su vida. Empieza también su entrega a los demás, sobre todo niños, con una paciencia y cariño por la educación y el aprendizaje de todos. Paciencia y perseverancia con la que afrontará la de ya por sí quebradiza y débil salud.
Emprende sus estudios en filosofía y teología en 1928 en el monasterio de Irache y Albelda. Lugares donde destacaría por un talento fuera de lo común y una prodigiosa y extraordinaria memoria. Memoria que asombraría a todos el resto de su vida, como pueden atestiguar decenas y decenas de viejos alumnos gallegos, octogenarios muchos, y a los que el Padre Esteban recordaba, así como los nombres de sus amigos y familiares cuando tenían ocasión de visitarlo o celebrar las bodas de oro de la conclusión de bachilleres.
Un día nevado y frío
Profesa solemnes en Villacarriedo en septiembre de 1934, y las órdenes menores y mayores le serían conferidas ya en Lugo por el obispo Balanzá y Navarro en 1935. Desde diciembre de 1934, un día nevado y frío, un día 4, llegaría a Monforte para casi no abandonarlo en más de sesenta años. En ese momento se ocuparía de la educación de los niños gratuitos y cuyos padres no podían pagar la educación de sus hijos. Escuelas pías. Venía para marcharse pronto. Pero ahí realizó su servicio, su ministerio, su ejemplo.
En los siguientes años se ocuparía hasta 1942 de la clase de Ingreso. Destacan ya en él su sabiduría enciclopédica, su pedagogía innata y competencia o habilidades oratorias y formativas. Su talante, su cercanía, su bonhomía, su afabilidad, su conocimiento riguroso y profundo, su simpatía no pasarían ya desapercibidas.
http://www.lavozdegalicia.es/lemos/2011/11/20/0003_201111M20C2991.htm
Etiquetas: Biografía, Escuela Pía, Historia
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