¿Puede la Curia odiar a su Papa y querer devorarle? (Benedicto XVI)
XABIER PIKAZA
16 de marzo de 2009
Quise haber cerrado ayer mi reflexión sobre la carta que el Papa dirigió el pasado 10 a los obispos católicos del mundo sobre el tema de Lefebre y sus obispos. Por eso terminaba mi reflexiones afirmando: «No me queda nada que decir. He comentado la carta de Benedicto XVI y le doy gracias por ella». Lo decía sinceramente, no quería entrar más en un tema tan personal. Pero sabía que quedaba mucho por decir, precisamente lo más importante… como suele pasar con frecuencia. Así me lo han recordado varios amigos, llamándome: ¿Por qué no comentas las palabras finales que citabas, donde el Papa se identifica con los de Lefebre, como el objeto de odio de todos? ¿Por qué no aludes a la cita final de Gal 5, donde el Papa se atreve a decir que quieren comerle y devorarle, con palabras que él toma de Pablo? Con temor y temblor responderé a sus peticiones, comentando hoy esos últimos pasaje de la carta y ofreciendo desde aquí mi respeto y reverencia al Papa, como persona odiada, como signo de unidad de la Iglesia?
Los de Lefebre y el Papa: Un grupo odiado por todos
Escribo de forma tanteante, porque el Papa no dice directamente quiénes son los que le “odian” y me gustaría que lo hubiera dicho, de manera más clara. De todas formas, gran parte de los comentadores afirman que el Papa está refiriéndose a su Curia (aludiendo quizá a algunos obispos del centro de Europa). Sea como fuere, está aludiendo [a] sus colaboradores más inmediatos. Las últimas palabras de su texto que yo citaba ayer dicen así:
- A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas.
El Papa alude al famoso mecanismo del “chivo emisario/expiatorio” al que todos echan la culpa, quedando así tranquilos, pensándose ellos buenos. Para el Papa, ese chivo expiatorio al que todos, en este caso, condenan son los de Lefebre… y de esa forma, él mismo, que les ha querido ayudar, se convierte también en chivo emisario, objeto de odio universal, precisamente por haber amado.
a) Nuestra sociedad tiene necesidad de un chivo… El Papa habla en general… Pero es evidente que se está refiriendo a su entorno, a su Curia, a sus obispos. Los que estamos lejos no tenemos problemas con los de Lefebre, ni amor ni odio (en el sentido del chivo).
b) El Papa se ha acercado al chivo… y lo ha hecho con amor. Me parece muy bien, yo le alabo. No ha querido echar las culpas a los de Lefebre, se ha unido con ellos, les ha ofrecido su solidaridad. Pero de esa manera se ha convertido en objeto de odio de los que odian al "chivo".
c) Por eso al Papa le odian como se odia al chivo: El Papa lo dice con toda claridad, afirmando que le han tratado “con odio, sin temor, ni reservas…”. Estamos ante un papa que se siente “odiado” por su misma Curia, por aquello a los que él mismo ha nombrado… Y no sólo se siente, sino que lo dice a todos los vientos. ¿Para que lo dice? ¿Quiere desahogarse? ¿Quiere que le entiendan? Su gesto es bueno, su forma de presentar el tema me parece positiva, pero hay algo que no entiendo del todo. Por eso vuelvo a Pablo, con la cita famosa en la que habla de los que se muerden y devoran.**
La cita de Pablo
La carta del Papa sigue así:
“Queridos Hermanos, por circunstancias fortuitas, en los días en que me vino a la mente escribir esta carta, tuve que interpretar y comentar en el Seminario Romano el texto de Ga 5,13-15. Percibí con sorpresa la inmediatez con que estas frases nos hablan del momento actual: «No una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo".
En los dos meses anteriores, yo mismo he venido comentando en mi blog las cartas de Pablo, y en especial la de los Gálatas, donde Pablo cuenta su vida, para defenderse, aunque no he tenido tiempo de llegar a este pasaje de Gal 5. Pero, a partir de lo que que allí decía, el motivo de las palabra de Pablo resulta claro.
El tema de Pablo es la “circuncisión”: han venido de Jerusalén (la gran Curia antigua) falsos hermanos que quieren “circuncidar” a los cristianos de Galacia, para que sean como ellos, para que cumplan su misma “ley” y se sometan todos a un tipo de mandamientos legales. ¿Son los de Lefebre como los de Santiago de Jerusalén? ¿Qué hay que hacer con ellos?
**Ojala se castrarán. El Papa omite el verso anterior (Gal 5, 12) donde Pablo desea a los de la Curia de Jerusalén que se castren del todo (apokopé, corte total, y no peritomé, corte del entorno del prepucio). Así, si todos se castraran, no habría problema. Se trata, en el fondo, de un problema de "castración", de sometimiento de los demás, de negación de autonomía (un problema de hombres, que resulta secundario para las mujeres, que ni si circuncidan ni pueden castrarse de esa forma, como Pablo desea a los hombres de aquella famosa Curia de Jerusalén).
No sé si Benedicto XVI se atrevería a decir eso de su Curia (¡ójala se castren!), creo que no. Es un Papa valiente y sincero, pero no se atreve a utilizar el lenguaje directo de Pablo… O quizá ve las cosas de otra forma.
Pablo no dice que le quieren “comer y devorar a él”, sino que se quieren comer y devorar unos a otros, en Galacia… y que si siguen por ese camino destruirán del todo la comunidad. Sólo si aman y busca cada uno el bien del otro, del otro grupo, podrán salvarse como comunidad. El tema es claro: ¡Viva Pablo!
El Papa, en cambio, afirma en el fondo "que le quieren comer y devorar".Se siente amenazad[o]… y quizá lo está ¿Qué debería haber hecho? ¿Sería mejor que se hubiera callado… o que actuará sin decir nada, sin escribir una carta así, destituyendo a los que le critican, pues tiene poder para ello? El Papa es bueno, no les ha destituido. Pero se siente amenazado y lo dice.
La aplicación del Papa
Me parece espléndido que el Papa cite así, de un modo personal, cuerpo a cuerpo, unas palabras centrales de la Carta de Pablo a los Gálatas, siguiendo después:
– «Siempre fui propenso a considerar esta frase como una de las exageraciones retóricas que a menudo se encuentran en San Pablo. Bajo ciertos aspectos puede ser también así. Pero desgraciadamente este "morder y devorar" existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada».
Bien por Benedicto XVI… Pero tengo la impresión de que quizá está arrimando un poco el ascua a su sardina. Su cita y comentario introduce algunas novedades en el texto famoso de Pablo.
a) Pablo no dice que le quieran comer y devorar a él…, sino que se pueden comer y devorar entre sí, unos a otros. Pablo no se defiende aquí él (lo ha hecho en Gal 1-2, contando su vida, cuerpo a cuerpo). Pablo empieza poniendo boca arriba las cartas de su vida (Gal 1-2).
El Papa, en cambio, no tiene necesidad de decir nada, humildemente, contando su vida… Sólo dice que le quieren devorar “a él”. De esa forma se presenta (con los de Lefebre) como el perseguido universal. ¿Es cierto eso? ¿No estará exagerando?
b) En el caso de Galacia… los que empiezan a “comer y devorar” son de fuera, (vienen de una Curia externa). En el caso de Benedicto XVI vienen de dentro, de la Curia que él o su predecesor ha nombrado…
Pablo no podía remover ni expulsar a los que venían de fuera… Los que le "atacan" no son de los suyos, sino de otros grupos de la Iglesia.
c) En cambio, a Benedicto XVI le atacan los de su mismo grupo, los que él ha nombrado. Se le han rebelado sus "hijos" que deberían ser más fieles. Pero, por otra parte, él tiene autoridad para mandar a su casa a todos los que quieren morderle y comerle en la Curia, según Derecho Canónico. ¿Por qué no lo hace?
Él los ha nombrado ¿por qué no los des-nombra?
El Papa termina su carta de un modo generalizante:
«¿Sorprende acaso que tampoco nosotros seamos mejores que los Gálatas? Que ¿quizás estemos amenazados por las mismas tentaciones? ¿Que debamos aprender nuevamente el justo uso de la libertad?».
Me alegro de que el Papa diga eso y que se incluya dentro de los que saben “morder y devorar”.
Además, da la impresión de que él mismo aparece aquí amenazado por la tentación de acusar otros… ¿A quiénes?
Muchos dicen que este Papa ha querido morder y devorar a o[t]ros, en muchos años de gobierno eclesial, desde el famoso proceso contra Gutiérrez, del año 1984, cuando no pudo “comerle” porque se opusieron (¡entonces!) los obispos de Perú.
Quizá la están aplicando su misma "medicina"… y sea bueno que lo sepa, para iniciar un tipo de gobierno distinto, en claridad para con todos, en sinceridad total, en diálogo abierto…
Quizá ésta es una buena ocasión para que el Papa empiece a pensar que todos tenemos la tentación de mordernos y devorarnos, empezando por él, que es la autoridad suprema de la Iglesia (según el Derecho), como siempre se ha dicho en la Iglesia, que ha puesto de relieve, desde antiguo, el riesgo de los que están por encima de los otros, con poderes superiores.
Quizá el tema está en que haya que cambiar el tipo de Cura y el modo de nombramiento de obispos, quizá llegue el tiempo que el Papa empiece a gobernar de persona a persona, cuerpo a cuerpo, y no imponiendo su doctrina desde arriba.
Soy de los que creo que el Papa es muy importante en la iglesia de Jesús, por eso me importa que cambie, que sea un hombre de gozo, alguien que confía y suscita confianza… Por eso no me gusta que se queje de esta forma y que diga que le odian…
Quiero amar al Papa, amo al Papa como signo de Unidad de la Iglesia, como ministro de reconciliación… Por eso quiero que sea un hombre feliz y que irradie felicidad… Los de Lefebre me importan mucho como personas, pero en sentido extenso me interesan menos, porque no representan al conjunto de la Iglesia.
El Papa, en cambio, representa al conjunto de la iglesia. Por eso le quiero gozo, uniendo a todos... Así le quiero yo, un papa que sea como Pedro, en diálogo con Pablo y con Santiago…
Pero de eso seguirá hablando mañana. Hoy queda así, con un buen deseo de domingo. Y vive Dios que rezaré mucho por J. Ratzinger (me gusta llamarle así) y por el Papa. Pero del tema de fondo de la Curia y el Papa seguiremos hablando.
XABIER PIKAZA
16 de marzo de 2009
16 de marzo de 2009
Quise haber cerrado ayer mi reflexión sobre la carta que el Papa dirigió el pasado 10 a los obispos católicos del mundo sobre el tema de Lefebre y sus obispos. Por eso terminaba mi reflexiones afirmando: «No me queda nada que decir. He comentado la carta de Benedicto XVI y le doy gracias por ella». Lo decía sinceramente, no quería entrar más en un tema tan personal. Pero sabía que quedaba mucho por decir, precisamente lo más importante… como suele pasar con frecuencia. Así me lo han recordado varios amigos, llamándome: ¿Por qué no comentas las palabras finales que citabas, donde el Papa se identifica con los de Lefebre, como el objeto de odio de todos? ¿Por qué no aludes a la cita final de Gal 5, donde el Papa se atreve a decir que quieren comerle y devorarle, con palabras que él toma de Pablo? Con temor y temblor responderé a sus peticiones, comentando hoy esos últimos pasaje de la carta y ofreciendo desde aquí mi respeto y reverencia al Papa, como persona odiada, como signo de unidad de la Iglesia?
Los de Lefebre y el Papa: Un grupo odiado por todos
Escribo de forma tanteante, porque el Papa no dice directamente quiénes son los que le “odian” y me gustaría que lo hubiera dicho, de manera más clara. De todas formas, gran parte de los comentadores afirman que el Papa está refiriéndose a su Curia (aludiendo quizá a algunos obispos del centro de Europa). Sea como fuere, está aludiendo [a] sus colaboradores más inmediatos. Las últimas palabras de su texto que yo citaba ayer dicen así:
- A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas.
El Papa alude al famoso mecanismo del “chivo emisario/expiatorio” al que todos echan la culpa, quedando así tranquilos, pensándose ellos buenos. Para el Papa, ese chivo expiatorio al que todos, en este caso, condenan son los de Lefebre… y de esa forma, él mismo, que les ha querido ayudar, se convierte también en chivo emisario, objeto de odio universal, precisamente por haber amado.
a) Nuestra sociedad tiene necesidad de un chivo… El Papa habla en general… Pero es evidente que se está refiriendo a su entorno, a su Curia, a sus obispos. Los que estamos lejos no tenemos problemas con los de Lefebre, ni amor ni odio (en el sentido del chivo).
b) El Papa se ha acercado al chivo… y lo ha hecho con amor. Me parece muy bien, yo le alabo. No ha querido echar las culpas a los de Lefebre, se ha unido con ellos, les ha ofrecido su solidaridad. Pero de esa manera se ha convertido en objeto de odio de los que odian al "chivo".
c) Por eso al Papa le odian como se odia al chivo: El Papa lo dice con toda claridad, afirmando que le han tratado “con odio, sin temor, ni reservas…”. Estamos ante un papa que se siente “odiado” por su misma Curia, por aquello a los que él mismo ha nombrado… Y no sólo se siente, sino que lo dice a todos los vientos. ¿Para que lo dice? ¿Quiere desahogarse? ¿Quiere que le entiendan? Su gesto es bueno, su forma de presentar el tema me parece positiva, pero hay algo que no entiendo del todo. Por eso vuelvo a Pablo, con la cita famosa en la que habla de los que se muerden y devoran.**
La cita de Pablo
La carta del Papa sigue así:
“Queridos Hermanos, por circunstancias fortuitas, en los días en que me vino a la mente escribir esta carta, tuve que interpretar y comentar en el Seminario Romano el texto de Ga 5,13-15. Percibí con sorpresa la inmediatez con que estas frases nos hablan del momento actual: «No una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo".
En los dos meses anteriores, yo mismo he venido comentando en mi blog las cartas de Pablo, y en especial la de los Gálatas, donde Pablo cuenta su vida, para defenderse, aunque no he tenido tiempo de llegar a este pasaje de Gal 5. Pero, a partir de lo que que allí decía, el motivo de las palabra de Pablo resulta claro.
El tema de Pablo es la “circuncisión”: han venido de Jerusalén (la gran Curia antigua) falsos hermanos que quieren “circuncidar” a los cristianos de Galacia, para que sean como ellos, para que cumplan su misma “ley” y se sometan todos a un tipo de mandamientos legales. ¿Son los de Lefebre como los de Santiago de Jerusalén? ¿Qué hay que hacer con ellos?
**Ojala se castrarán. El Papa omite el verso anterior (Gal 5, 12) donde Pablo desea a los de la Curia de Jerusalén que se castren del todo (apokopé, corte total, y no peritomé, corte del entorno del prepucio). Así, si todos se castraran, no habría problema. Se trata, en el fondo, de un problema de "castración", de sometimiento de los demás, de negación de autonomía (un problema de hombres, que resulta secundario para las mujeres, que ni si circuncidan ni pueden castrarse de esa forma, como Pablo desea a los hombres de aquella famosa Curia de Jerusalén).
No sé si Benedicto XVI se atrevería a decir eso de su Curia (¡ójala se castren!), creo que no. Es un Papa valiente y sincero, pero no se atreve a utilizar el lenguaje directo de Pablo… O quizá ve las cosas de otra forma.
Pablo no dice que le quieren “comer y devorar a él”, sino que se quieren comer y devorar unos a otros, en Galacia… y que si siguen por ese camino destruirán del todo la comunidad. Sólo si aman y busca cada uno el bien del otro, del otro grupo, podrán salvarse como comunidad. El tema es claro: ¡Viva Pablo!
El Papa, en cambio, afirma en el fondo "que le quieren comer y devorar".Se siente amenazad[o]… y quizá lo está ¿Qué debería haber hecho? ¿Sería mejor que se hubiera callado… o que actuará sin decir nada, sin escribir una carta así, destituyendo a los que le critican, pues tiene poder para ello? El Papa es bueno, no les ha destituido. Pero se siente amenazado y lo dice.
La aplicación del Papa
Me parece espléndido que el Papa cite así, de un modo personal, cuerpo a cuerpo, unas palabras centrales de la Carta de Pablo a los Gálatas, siguiendo después:
– «Siempre fui propenso a considerar esta frase como una de las exageraciones retóricas que a menudo se encuentran en San Pablo. Bajo ciertos aspectos puede ser también así. Pero desgraciadamente este "morder y devorar" existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada».
Bien por Benedicto XVI… Pero tengo la impresión de que quizá está arrimando un poco el ascua a su sardina. Su cita y comentario introduce algunas novedades en el texto famoso de Pablo.
a) Pablo no dice que le quieran comer y devorar a él…, sino que se pueden comer y devorar entre sí, unos a otros. Pablo no se defiende aquí él (lo ha hecho en Gal 1-2, contando su vida, cuerpo a cuerpo). Pablo empieza poniendo boca arriba las cartas de su vida (Gal 1-2).
El Papa, en cambio, no tiene necesidad de decir nada, humildemente, contando su vida… Sólo dice que le quieren devorar “a él”. De esa forma se presenta (con los de Lefebre) como el perseguido universal. ¿Es cierto eso? ¿No estará exagerando?
b) En el caso de Galacia… los que empiezan a “comer y devorar” son de fuera, (vienen de una Curia externa). En el caso de Benedicto XVI vienen de dentro, de la Curia que él o su predecesor ha nombrado…
Pablo no podía remover ni expulsar a los que venían de fuera… Los que le "atacan" no son de los suyos, sino de otros grupos de la Iglesia.
c) En cambio, a Benedicto XVI le atacan los de su mismo grupo, los que él ha nombrado. Se le han rebelado sus "hijos" que deberían ser más fieles. Pero, por otra parte, él tiene autoridad para mandar a su casa a todos los que quieren morderle y comerle en la Curia, según Derecho Canónico. ¿Por qué no lo hace?
Él los ha nombrado ¿por qué no los des-nombra?
El Papa termina su carta de un modo generalizante:
«¿Sorprende acaso que tampoco nosotros seamos mejores que los Gálatas? Que ¿quizás estemos amenazados por las mismas tentaciones? ¿Que debamos aprender nuevamente el justo uso de la libertad?».
Me alegro de que el Papa diga eso y que se incluya dentro de los que saben “morder y devorar”.
Además, da la impresión de que él mismo aparece aquí amenazado por la tentación de acusar otros… ¿A quiénes?
Muchos dicen que este Papa ha querido morder y devorar a o[t]ros, en muchos años de gobierno eclesial, desde el famoso proceso contra Gutiérrez, del año 1984, cuando no pudo “comerle” porque se opusieron (¡entonces!) los obispos de Perú.
Quizá la están aplicando su misma "medicina"… y sea bueno que lo sepa, para iniciar un tipo de gobierno distinto, en claridad para con todos, en sinceridad total, en diálogo abierto…
Quizá ésta es una buena ocasión para que el Papa empiece a pensar que todos tenemos la tentación de mordernos y devorarnos, empezando por él, que es la autoridad suprema de la Iglesia (según el Derecho), como siempre se ha dicho en la Iglesia, que ha puesto de relieve, desde antiguo, el riesgo de los que están por encima de los otros, con poderes superiores.
Quizá el tema está en que haya que cambiar el tipo de Cura y el modo de nombramiento de obispos, quizá llegue el tiempo que el Papa empiece a gobernar de persona a persona, cuerpo a cuerpo, y no imponiendo su doctrina desde arriba.
Soy de los que creo que el Papa es muy importante en la iglesia de Jesús, por eso me importa que cambie, que sea un hombre de gozo, alguien que confía y suscita confianza… Por eso no me gusta que se queje de esta forma y que diga que le odian…
Quiero amar al Papa, amo al Papa como signo de Unidad de la Iglesia, como ministro de reconciliación… Por eso quiero que sea un hombre feliz y que irradie felicidad… Los de Lefebre me importan mucho como personas, pero en sentido extenso me interesan menos, porque no representan al conjunto de la Iglesia.
El Papa, en cambio, representa al conjunto de la iglesia. Por eso le quiero gozo, uniendo a todos... Así le quiero yo, un papa que sea como Pedro, en diálogo con Pablo y con Santiago…
Pero de eso seguirá hablando mañana. Hoy queda así, con un buen deseo de domingo. Y vive Dios que rezaré mucho por J. Ratzinger (me gusta llamarle así) y por el Papa. Pero del tema de fondo de la Curia y el Papa seguiremos hablando.
XABIER PIKAZA
16 de marzo de 2009
Etiquetas: Cisma, Excomunión, Iglesia, Teologia
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