Introducción a la Carta del papa Benedicto XVI a los obispos
17 de marzo de 2009
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en un comentario dedicado a esta carta del Papa, titulado «El compromiso fatigoso por la reconciliación», señala que esta misiva pontificia «es un documento verdaderamente insólito y digno de máxima atención. Nunca como en este caso, hasta ahora, en su Pontificado Benedicto XVI se había expresado de forma tan personal e intensa sobre un argumento debatido. No hay duda de que la Carta es suya desde la primera hasta la última palabra».
«El Papa ha vivido el hecho del gesto de remisión de la excomunión y de las reacciones que se han sucedido con evidente participación y sufrimiento», subraya el P. Federico Lombardi, añadiendo más adelante que «con su acostumbrada lucidez y humildad reconoce límites y equivocaciones que han influido negativamente en este hecho. Y con gran nobleza no atribuye a otros la responsabilidad, manifestándose solidario con sus colaboradores. Habla de información insuficiente a propósito del caso Williamson y de insuficiente clareza en la presentación de la medida de remisión de la excomunión y de su significado. Pero no estriba en ello el aspecto más significativo de sus reflexiones».
«También – destaca el P. Lombardi – la cuestión del ‘caso Williamson’, visto erróneamente como un desmentido de camino de reconciliación entre cristianos y judíos, se presenta afortunadamente ya superado. Pero le da al Papa la oportunidad de recordar con firmeza y mucha honra que el compartir y promover todos los pasos hechos para dicha reconciliación, a partir del Concilio, son ‘desde su comienzo un objetivo de su personal trabajo teológico’ y de agradecer a ‘los amigos judíos’ por su contribución en el restablecer rápidamente el clima de confianza, mientras los ataques recibidos, también por parte de los católicos sobre este tema permanecen como motivo de tristeza».
«El Papa nos vuelve a conducir con decisión y valentía al Evangelio como criterio fundamental y último, no solo de la vida cristiana y eclesial, sino también de su gobierno de la Iglesia. Porque solo de una común conversión a este Evangelio podemos esperarnos la superación de las divisiones, como también la comprensión de la convergencia profunda de Tradición y Concilio. Al fin comprendemos que nuestro Papa, exponiéndose en primera persona, también en las situaciones de crisis, nos guía a reencontrar el punto esencial, más profundo y radical, desde el cual reemprender el camino».
«En esta carta el Papa se empeña, sobre todo – recuerda P. Lombardi – en aclarar la naturaleza, el significado, las intenciones de la medida de remisión de la excomunión. Explica que así como la excomunión era un castigo para las personas que habían cumplido un acto que ponía en riesgo la unidad de la Iglesia al no reconocer la autoridad del Papa, ahora – después de que las personas afectadas manifestaran un reconocimiento de la autoridad del Papa – la remisión de la excomunión era una calurosa invitación a su retorno en la unidad».
«El Papa distingue, sin embargo, netamente el problema del reconocimiento jurídico de la Fraternidad San Pío X en la Iglesia, haciéndolo depender de la aclaración de importantes cuestiones doctrinales relativas a la aceptación del Concilio Vaticano II y del sucesivo magisterio de los Papas. Hasta que esto no se verifique, sus responsables no pueden ejercer legítimamente un ministerio reconocido en la Iglesia, señala también este comentario, refiriéndose luego al punto central de la Carta de Benedicto XVI.
Punto central que «se refiere a la decisión del Papa – precisamente a la luz de la naturaleza principalmente doctrinal de la aclaración que se debe afrontar – de enlazar la Comisión ‘Ecclesia Dei’, competente para las relaciones con las comunidades tradicionalistas, con la Congregación para la Doctrina de la Fe, garantizando mejor de este modo también la colegialidad de los procedimientos y de las decisiones. Con esta perspectiva operacional de una innovación en la organización de la Curia, el Papa responde a gran parte de las objeciones sobre la preparación de la reciente medida, movidas sobre todo por los episcopados más interesados directamente».
«Pero queda la pregunta planteada por muchos, a la luz de las tensiones recientes: esta medida de remisión de la excomunión era verdaderamente necesaria? ¿No había en la Iglesia cuestiones más importantes y urgentes? La respuesta a esta pregunta ocupa más de la mitad de toda la Carta. Lo escrito por el Papa asume tonos cada vez más intensos. Benedicto XVI se siente interpelado profundamente en su responsabilidad de pastor de la Iglesia universal y considera que debe aclarar sin incertidumbres a sus hermanos en el Episcopado, corresponsables del bien de la Iglesia, con cuáles prioridades y con cuál espíritu está desarrollando su servicio».
Con el anhelo de que «el Señor nos proteja a todos nosotros y nos conduzca por la vía de la paz», Benedicto XVI reitera las grandes prioridades de su Pontificado, exhortando sin cesar a dar testimonio del Amor y buscando el amparo de la Virgen de la Confianza. El Papa agradece de corazón a los numerosos Obispos y fieles de todo el mundo que en este tiempo le han dado pruebas conmovedoras de confianza y de afecto y, sobre todo, le han asegurado sus oraciones.
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en un comentario dedicado a esta carta del Papa, titulado «El compromiso fatigoso por la reconciliación», señala que esta misiva pontificia «es un documento verdaderamente insólito y digno de máxima atención. Nunca como en este caso, hasta ahora, en su Pontificado Benedicto XVI se había expresado de forma tan personal e intensa sobre un argumento debatido. No hay duda de que la Carta es suya desde la primera hasta la última palabra».
«El Papa ha vivido el hecho del gesto de remisión de la excomunión y de las reacciones que se han sucedido con evidente participación y sufrimiento», subraya el P. Federico Lombardi, añadiendo más adelante que «con su acostumbrada lucidez y humildad reconoce límites y equivocaciones que han influido negativamente en este hecho. Y con gran nobleza no atribuye a otros la responsabilidad, manifestándose solidario con sus colaboradores. Habla de información insuficiente a propósito del caso Williamson y de insuficiente clareza en la presentación de la medida de remisión de la excomunión y de su significado. Pero no estriba en ello el aspecto más significativo de sus reflexiones».
«También – destaca el P. Lombardi – la cuestión del ‘caso Williamson’, visto erróneamente como un desmentido de camino de reconciliación entre cristianos y judíos, se presenta afortunadamente ya superado. Pero le da al Papa la oportunidad de recordar con firmeza y mucha honra que el compartir y promover todos los pasos hechos para dicha reconciliación, a partir del Concilio, son ‘desde su comienzo un objetivo de su personal trabajo teológico’ y de agradecer a ‘los amigos judíos’ por su contribución en el restablecer rápidamente el clima de confianza, mientras los ataques recibidos, también por parte de los católicos sobre este tema permanecen como motivo de tristeza».
«El Papa nos vuelve a conducir con decisión y valentía al Evangelio como criterio fundamental y último, no solo de la vida cristiana y eclesial, sino también de su gobierno de la Iglesia. Porque solo de una común conversión a este Evangelio podemos esperarnos la superación de las divisiones, como también la comprensión de la convergencia profunda de Tradición y Concilio. Al fin comprendemos que nuestro Papa, exponiéndose en primera persona, también en las situaciones de crisis, nos guía a reencontrar el punto esencial, más profundo y radical, desde el cual reemprender el camino».
«En esta carta el Papa se empeña, sobre todo – recuerda P. Lombardi – en aclarar la naturaleza, el significado, las intenciones de la medida de remisión de la excomunión. Explica que así como la excomunión era un castigo para las personas que habían cumplido un acto que ponía en riesgo la unidad de la Iglesia al no reconocer la autoridad del Papa, ahora – después de que las personas afectadas manifestaran un reconocimiento de la autoridad del Papa – la remisión de la excomunión era una calurosa invitación a su retorno en la unidad».
«El Papa distingue, sin embargo, netamente el problema del reconocimiento jurídico de la Fraternidad San Pío X en la Iglesia, haciéndolo depender de la aclaración de importantes cuestiones doctrinales relativas a la aceptación del Concilio Vaticano II y del sucesivo magisterio de los Papas. Hasta que esto no se verifique, sus responsables no pueden ejercer legítimamente un ministerio reconocido en la Iglesia, señala también este comentario, refiriéndose luego al punto central de la Carta de Benedicto XVI.
Punto central que «se refiere a la decisión del Papa – precisamente a la luz de la naturaleza principalmente doctrinal de la aclaración que se debe afrontar – de enlazar la Comisión ‘Ecclesia Dei’, competente para las relaciones con las comunidades tradicionalistas, con la Congregación para la Doctrina de la Fe, garantizando mejor de este modo también la colegialidad de los procedimientos y de las decisiones. Con esta perspectiva operacional de una innovación en la organización de la Curia, el Papa responde a gran parte de las objeciones sobre la preparación de la reciente medida, movidas sobre todo por los episcopados más interesados directamente».
«Pero queda la pregunta planteada por muchos, a la luz de las tensiones recientes: esta medida de remisión de la excomunión era verdaderamente necesaria? ¿No había en la Iglesia cuestiones más importantes y urgentes? La respuesta a esta pregunta ocupa más de la mitad de toda la Carta. Lo escrito por el Papa asume tonos cada vez más intensos. Benedicto XVI se siente interpelado profundamente en su responsabilidad de pastor de la Iglesia universal y considera que debe aclarar sin incertidumbres a sus hermanos en el Episcopado, corresponsables del bien de la Iglesia, con cuáles prioridades y con cuál espíritu está desarrollando su servicio».
Con el anhelo de que «el Señor nos proteja a todos nosotros y nos conduzca por la vía de la paz», Benedicto XVI reitera las grandes prioridades de su Pontificado, exhortando sin cesar a dar testimonio del Amor y buscando el amparo de la Virgen de la Confianza. El Papa agradece de corazón a los numerosos Obispos y fieles de todo el mundo que en este tiempo le han dado pruebas conmovedoras de confianza y de afecto y, sobre todo, le han asegurado sus oraciones.
Etiquetas: Cisma, Excomunión, Iglesia, Teologia
<< Home