Mensaje de Don Helder Camara
Frei Betto
Religioso dominico.
Escritor, teólogo y
acompañante de organizaciones y movimientos sociales. Brasil
Adital - 03.02.09 – BRASIL
Para los amigos y amigas:
Queridos: Si estuviera entre ustedes, el 7 de febrero celebraría mis 100 años de vida. Pero el buen Dios quiso llevarme antes a disfrutar de su visión beatífica. Además el cielo no tiene nada de aquella imagen idílica que se imagina uno en la Tierra. Nada de ángeles arpistas y nubes color de rosa, aunque la música de Bach tiene mucha audiencia.
Entrar en la intimidad de las Tres Divinas Personas es vivir en permanente estado de pasión. Arrebatado por tanto amor, el corazón experimenta una felicidad indescriptible.
A propósito, el otro día Buda, de quien soy vecino, me contó esta parábola que traduce muy bien el camino de la felicidad: en una feria de la India, entre tantos restos de frutas y legumbres, una mujer miraba detenidamente el suelo. Vieron que andaba buscando algo. Varios se preguntaron el qué. "Una aguja". No le dieron importancia. Pero cuando ella afirmó que se trataba de una aguja de oro se multiplicó el número de los que la auxiliaron en su búsqueda.
De pronto uno de ellos preguntó: "¿Usted recuerda hacia qué parte de la feria la perdió?" "No fue aquí en la feria -respondió la mujer-, la perdí en casa". Todos la miraron indignados. "¿En casa? ¿y viene a buscarla aquí fuera?" La mujer los miró y replicó: "Sí, igual que ustedes buscan la felicidad en las cosas exteriores, aun sabiendo que ella se encuentra en la vida interior".
El cielo es tierno, lo cual no impide que experimentemos indignaciones. ¿No hizo Jesús figurar entre las bienaventuranzas el hambre y sed de justicia? Cuando miro a la Iglesia Católica confieso que siento, no frustración, sino un punto de tristeza. El papa Benedicto 16 no transmite alegría y esperanza. Le faltan el profetismo de Juan 23 y la empatía de Juan Pablo 2º.
Los sacerdotes cantores atraen más discípulos que los que se dedican a los pobres, a los campesinos sin tierra, a los niños de la calle, a los enganchados a los químicos. En las misas-espectáculo los templos se ven abarrotados, en tanto que en los seminarios la enseñanza de la filosofía y la teología suele ser superficial.
No es estimulada la vida de oración, muchos buscan el sacerdocio para obtener prestigio social y, a veces, el moralismo predomina sobre la tolerancia, el triunfalismo supera al espíritu ecuménico. ¿Hasta cuándo serán discriminados los homosexuales por quien se considera discípulo de Jesús?
Por lo mismo me alegra el saber que las Comunidades Eclesiales de Base están vivas y se preparan para celebrar su 12º encuentro intereclesial en Rondônia, en el próximo mes de julio. Doy gracias a Dios al constatar que el CEBI -Centro de Estudios Bíblicos- cuenta con más de cien mil núcleos dispersos por todo Brasil, integrados por personas sencillas interesadas en leer la Biblia desde la óptica liberadora.
Sin embargo me preocupa la polémica entre los hermanos Boff. Tanto Leonardo como Clodovis son teólogos de sólida formación. No considero justa la acusación hecha por Clodovis de que la Teología de la Liberación habría priorizado al pobre en lugar de Cristo. El mismo Evangelio nos muestra a Cristo identificado con los pobres, como sucede en la metáfora de la salvación en Mateo 25, 31-46.
Francisco de Asís, con el que echo mis buenas parrafadas, recuerda que sin referencia al pobre, sacramento vivo de Dios, Cristo corre el peligro de acabar en un mero concepto devocional legitimador de un clericalismo que no tiene nada de evangélico o profético.
Le he dicho a san Pedro que sueño con una Iglesia en que el celibato sea opcional para los sacerdotes y que las mujeres puedan celebrar la misa. Una Iglesia libre de las ataduras del capitalismo y en la cual los oprimidos se sientan en su casa, animados en la búsqueda de justicia y de paz.
En cuanto al mundo, lamento que el hambre, por cuya erradicación tanto luché, todavía perdure, amenazando la vida de 950 millones de personas y causando la muerte de casi 23 mil al día, la mayoría niños.
¿Para qué tantos gastos en formas de segar vidas, como armamentos, e inversiones que degradan el medio ambiente, como pesticidas, deforestación irresponsable y cultivo de transgénicos? ¿Por qué tan pocos recursos para obtener alimento -don de Dios- accesible a la mesa de todos los humanos?
Al conmemorar mi centenario acuérdense de los principios y objetivos que orientaron mi vida. A pesar de calumnias y persecuciones viví 91 años felices, pues nunca olvidé lo que me dijo mi padre cuando le comuniqué mi decisión de ser sacerdote: "Hijo, egoísmo y sacerdocio no pueden caminar juntos".
http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=37142
Religioso dominico.
Escritor, teólogo y
acompañante de organizaciones y movimientos sociales. Brasil
Adital - 03.02.09 – BRASIL
Para los amigos y amigas:
Queridos: Si estuviera entre ustedes, el 7 de febrero celebraría mis 100 años de vida. Pero el buen Dios quiso llevarme antes a disfrutar de su visión beatífica. Además el cielo no tiene nada de aquella imagen idílica que se imagina uno en la Tierra. Nada de ángeles arpistas y nubes color de rosa, aunque la música de Bach tiene mucha audiencia.
Entrar en la intimidad de las Tres Divinas Personas es vivir en permanente estado de pasión. Arrebatado por tanto amor, el corazón experimenta una felicidad indescriptible.
A propósito, el otro día Buda, de quien soy vecino, me contó esta parábola que traduce muy bien el camino de la felicidad: en una feria de la India, entre tantos restos de frutas y legumbres, una mujer miraba detenidamente el suelo. Vieron que andaba buscando algo. Varios se preguntaron el qué. "Una aguja". No le dieron importancia. Pero cuando ella afirmó que se trataba de una aguja de oro se multiplicó el número de los que la auxiliaron en su búsqueda.
De pronto uno de ellos preguntó: "¿Usted recuerda hacia qué parte de la feria la perdió?" "No fue aquí en la feria -respondió la mujer-, la perdí en casa". Todos la miraron indignados. "¿En casa? ¿y viene a buscarla aquí fuera?" La mujer los miró y replicó: "Sí, igual que ustedes buscan la felicidad en las cosas exteriores, aun sabiendo que ella se encuentra en la vida interior".
El cielo es tierno, lo cual no impide que experimentemos indignaciones. ¿No hizo Jesús figurar entre las bienaventuranzas el hambre y sed de justicia? Cuando miro a la Iglesia Católica confieso que siento, no frustración, sino un punto de tristeza. El papa Benedicto 16 no transmite alegría y esperanza. Le faltan el profetismo de Juan 23 y la empatía de Juan Pablo 2º.
Los sacerdotes cantores atraen más discípulos que los que se dedican a los pobres, a los campesinos sin tierra, a los niños de la calle, a los enganchados a los químicos. En las misas-espectáculo los templos se ven abarrotados, en tanto que en los seminarios la enseñanza de la filosofía y la teología suele ser superficial.
No es estimulada la vida de oración, muchos buscan el sacerdocio para obtener prestigio social y, a veces, el moralismo predomina sobre la tolerancia, el triunfalismo supera al espíritu ecuménico. ¿Hasta cuándo serán discriminados los homosexuales por quien se considera discípulo de Jesús?
Por lo mismo me alegra el saber que las Comunidades Eclesiales de Base están vivas y se preparan para celebrar su 12º encuentro intereclesial en Rondônia, en el próximo mes de julio. Doy gracias a Dios al constatar que el CEBI -Centro de Estudios Bíblicos- cuenta con más de cien mil núcleos dispersos por todo Brasil, integrados por personas sencillas interesadas en leer la Biblia desde la óptica liberadora.
Sin embargo me preocupa la polémica entre los hermanos Boff. Tanto Leonardo como Clodovis son teólogos de sólida formación. No considero justa la acusación hecha por Clodovis de que la Teología de la Liberación habría priorizado al pobre en lugar de Cristo. El mismo Evangelio nos muestra a Cristo identificado con los pobres, como sucede en la metáfora de la salvación en Mateo 25, 31-46.
Francisco de Asís, con el que echo mis buenas parrafadas, recuerda que sin referencia al pobre, sacramento vivo de Dios, Cristo corre el peligro de acabar en un mero concepto devocional legitimador de un clericalismo que no tiene nada de evangélico o profético.
Le he dicho a san Pedro que sueño con una Iglesia en que el celibato sea opcional para los sacerdotes y que las mujeres puedan celebrar la misa. Una Iglesia libre de las ataduras del capitalismo y en la cual los oprimidos se sientan en su casa, animados en la búsqueda de justicia y de paz.
En cuanto al mundo, lamento que el hambre, por cuya erradicación tanto luché, todavía perdure, amenazando la vida de 950 millones de personas y causando la muerte de casi 23 mil al día, la mayoría niños.
¿Para qué tantos gastos en formas de segar vidas, como armamentos, e inversiones que degradan el medio ambiente, como pesticidas, deforestación irresponsable y cultivo de transgénicos? ¿Por qué tan pocos recursos para obtener alimento -don de Dios- accesible a la mesa de todos los humanos?
Al conmemorar mi centenario acuérdense de los principios y objetivos que orientaron mi vida. A pesar de calumnias y persecuciones viví 91 años felices, pues nunca olvidé lo que me dijo mi padre cuando le comuniqué mi decisión de ser sacerdote: "Hijo, egoísmo y sacerdocio no pueden caminar juntos".
http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=37142
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