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Nombre: Alforja Calasanz
Ubicación: Valencia, Malvarrosa, Spain

viernes, junio 13, 2008

Desafíos para los educadores escolapios hoy:

Ramón Lis Galiana
Navegar Juntos
2ªq. Abril - 2008

Siempre he pensado y he puesto en práctica la idea de que cuando los profesores están satisfechos con su trabajo, ello se reflejará y repercutirá en sus alumnos. Si se nota que disfrutamos con lo que hacemos, los chavales lo captarán y ...

Los tiempos actuales nos piden cambios que sólo pueden ser el fruto del trabajo de profesores reflexivos y que trabajen juntos en equipo. Los profesores tienen que saber colaborar con los alumnos y entre ellos mismos. Los grupos de aprendizaje cooperativo han reemplazado a la lección magistral y, a su vez, los profesores tienen que ser capaces de analizar su práctica profesional y reflexionar sobre ella, evaluar los efectos de su docencia y, cuando proceda, acometer su reconstrucción y mejora.

Necesitamos crear colegios, escuelas en las que sea fácil llegar a consensos, al tiempo que se dedica atención, e incluso se estimula, la discusión sobre las cuestiones fundamentales (enseñanza, aprendizaje, nuestra Misión y Ministerio, etc.) cercanas a las experiencias de los profesores y alumnos, en lugar de ocuparse tanto de reglas, procedimientos y procesos para la elaboración de reglamentos de disciplina, rellenar papeles, elaborar listas de control, horarios, etc. La energía educativa fundamental para la formación y crecimiento del profesorado ha de ser este diálogo continuo, cara a cara, una y otra vez.

¿Qué nos mueve a los profesores/maestros?

Para nosotros/as, las recompensas intrínsecas que se derivan de nuestro éxito con los alumnos, son el factor más poderoso para mantenernos entregados al trabajo intensivo, a la transformación de la práctica pedagógica y a la implicación (empowerment) en nuestros colegios. Nos sentimos comprometidos con los centros y los procesos de cambio cuando valoramos positivamente nuestro papel de protagonistas en el día a día y en la generación de innovaciones. El mayor control que tengamos sobre nuestro propio trabajo y nuestra participación en la toma de decisiones, son incentivos poderosos para permanecer en la escuela y en la profesión, así como para persistir en dinámicas permanentes de mejora. Entonces no nos importa el tiempo extra que tenemos que dedicarle porque es invertir en nosotros mismos.

Sin embargo, no siempre puede ser así; no es fácil. Hemos de dar valor a la atención y al cuidado personal. Nosotros y nuestros centros tenemos por delante el reto de equilibrar los conflictos, lo que Perrenoud llama “sobrevivir ante un oficio imposible”, que surgen de intentar conciliar: cumplir con nuestra Misión y Ministerio; la atención y el cuidado personal de los alumnos; el mantenimiento del rigor académico; etc. Procurar que todas estas cosas se refuercen entre sí es un desafío mayor, sabiendo que la prioridad y sensibilidad de cada profesor es diferente; y que los alumnos tienen otras prioridades y otras sensibilidades.

Facilitar el tomar decisiones de manera más reflexiva y el aprender a investigar sirve para mirar el mundo desde perspectivas diferentes, incluidas las de los alumnos y hacer uso de este conocimiento en el desarrollo de metodologías asequibles a alumnos muy heterogéneos.

De acuerdo con esto, nuestra preocupación, entre otras, debe girar alrededor de las metas explícitas de la educación y formación de los niños/as y toda la serie de valores compartidos por toda la comunidad escolar (colegio) que forman parte de nuestra institución escolapia. No obstante, cada centro genera sus propias normas y procesos para conocer bien a los alumnos y sostener una constante mejora continuada.

Como ya hemos dicho, el mejor incentivo, la mejor motivación como maestro/profesor es el disfrute personal con lo que se hace, estar satisfecho de uno mismo, la oportunidad de conseguir mayores recompensas que emanan de una mejor relación con los chavales, así como de las que tenemos de aprender continuamente unos de otros, comprobando que nos preocupamos de ellos y que llegan a ser competentes, crecen en sabiduría y gracia.

Para ello, nuestros Colegios tienen que ser educativos para los profesores. Conseguir que las estructuras de cada colegio se hagan eco de las necesidades de atención de los chavales y de participar en la conformación de nuestro propio trabajo; es tan importante como responder a las necesidades de más conocimiento, más información y más autoridad en la gestión de nuestro trabajo.

Conectar con los alumnos, conocerlos, acompañarlos… seguramente nos permitirá que éstos acepten los valores de la escuela y los realicen. A los niños/as les gusta conservar la experiencia familiar (recibir cariño, cuidado, relación personal), necesitan cuidado y atención. No pueden alcanzar el educarse sin ese caldo de cultivo, si ese abono. Al que habría que añadirle otros elementos que necesitan: autonomía y sentido de pertenencia; el clima escolar les debe proporcionar la oportunidad de ser escuchados y ser tomados en serio. Aprender a conectar y acceder a los alumnos. Aprender a tomar conciencia de sus propias perspectivas y al mismo tiempo ensancharlas.

Dr. Ramón Lis Galiana
Valencia, España
Nota de la Redacción: a su paso por la UCC, ha querido dejar este mensaje dirigido a
nuestros profesorado. Agradecemos su aporte.

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