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miércoles, abril 11, 2007

CALASANZ Y LOS NIÑOS (OrlandoBH, 17 VIII 1997)

Orlando Benito Hernández
Eco Católico, Costa Rica
17 de agosto de 1997

En nuestros días, hablar de niños, es hacer referencia a una serie de connotaciones positivas, con las que todos, por igual, estamos de acuerdo.

Al decir niño, decimos, por un lado, esperanza, vida, nueva sociedad, vitalidad; por otro lado, pensamos en la responsabilidad de la educación, en lo que significa la salud, tanto física, como espiritual. Pensamos en necesidades básicas que debe tener cubiertas, así corno en los derechos que al niño se le debe respetar. No cabe duda, que lodo esto constituye un gran avance en la humanidad.


El niño en tiempos de Calasanz

Calasanz vive entre la segunda mitad del s. XVI y la primera mitad del s. XVII (1557-1648). Para los adultos de aquella época, el niño carecía de racionalidad, de ahí le viene la inquietud y que actúa de acuerdo a sus instintos. Por tanto había que ser duro con él para que aprendiera, poco a poco, las normas correctas de comportamiento.

Hasta los 6 - 7 años el niño pertenecía fundamentalmente al mundo de las mujeres. Además se le debía tener muy vigilado para poder corregirle con dureza, pues solo de esta manera daba resultado.

En Roma, ciudad en la que nace la Escuela Pía, además de lo dicho anteriormente, se apreciaba el cruel rostro de la pobreza extrema y la falta de escuelas y maestros para tantos niños. Todo esto tenía consecuencias indeseables: ocio, vicios, actitudes negativas, ignorancia, pobreza de espíritu, analfabetismo, y ninguna posibilidad de ganarse la vida y superar su pobreza. Esto no quiere decir que no existieran escuelas en Roma. En cada barrio de Roma había una escuela del gobierno, el único problema es que tenían que pagar, y solo muy pocos lo hacían.

Todo esto fue calando con mucha profundidad en el corazón de Calasanz hasta que un día decidió tomar la tarea de educar a estos niños pobres en la piedad y las letras, cumpliendo con esto la voluntad de Dios


El niño según Calasanz.

En 1592 Calasanz viaja de España a Roma. Las últimas investigaciones hacen sospechar que tuvo que salir de Barcelona los primeros días de febrero. Desde estas fechas hasta 1597 se dedica a servir en las distintas cofradías existentes en la Urbe. En la cofradía de los Doce Apóstoles desempeña el cargo de visitador, que le dejó en una posición inmejorable para conocer más de cerca la realidad de los barrios de Roma.

De esta manera, Calasanz constata personalmente la ignorancia religiosa y la vida viciosa de los niños pobres. Ellos no van a las escuelas públicas porque sus padres no pueden pagar a los maestros, por tanto, eran pocos los niños que asistían a dichas escuelas.

De esto se desprende el gran aporte que Calasanz hace a la sociedad de su tiempo: ve en el niño, no sólo el futuro de una nueva sociedad, sino el mismo rostro de Jesús pobre. El está convencido de la reforma de la sociedad pero comenzando por los más pequeños, desde los niños, puesto que a esa edad pueden ser formados en su espíritu y en su mente. Cuando crezcan, serán personas de bien, decididas a crear un mundo mejor, más justo, mas fraterno.

Ante todo, Calasanz, ve en la persona del niño pobre, abandonado e indefenso una oportunidad para servir al mismo Jesús, que se ha hecho pequeño con los pequeños y pobre con los pobres.


De lo dicho anteriormente podemos destacar lo siguiente:

—La gran importancia del niño para Calasanz
  • No hay Escuela Pía sin niño. El niño constituye el primer centro configurador del ministerio eclesial de Calasanz. Es decir, el niño se encuentra en el centro del origen de la Escuela Calasancia. El mismo Calasanz, en sus escritos nos dice que de los niños depende todo el resto del bien o del mal vivir de la sociedad.

  • Calasanz luchó en todo momento por la defensa de los niños frente a los adultos. La opción es clara: dedicarse a los niños y a su buena educación. En este sentido es conveniente precisar que el término niño, en latín ¨puer¨ utilizado para llamar a los pequeños abarcaba las edades ente 7 y 17 años. Además este vocablo en el siglo XVI designa a todos los alumnos de las escuelas elementales, aun cuando ya no eran niños.


—Toda la misión de las Escuelas Pías ha de estar centrada en el niño. Mencionamos tres elementos importantes:
  • Al niño se le debe atender en todo, tanto a nivel espiritual como humano.

  • Los religiosos deben, comprender y ser consciente de la importancia de este ministerio.

  • Todo lo que hagan les religiosos debe estar encaminado a lograr el bien de los niños en el santo temor de Dios, en las letras y cuidado de su espíritu.

—El ministerio de las Escuelas Pías se centra, sobre todo, en el niño, principalmente pobre. Calasanz se ha sentido llamado por Dios para ayudar a los niños pobre «En ninguna circunstancia tendremos en menos a los pobres» —dice Calasanz—. El Fundador ve en el niño pobre el rostro de Jesús pobre. Ayudarle a un niño es hacerle bien a Jesús.

—La Iglesia reconocía q u e las Escuelas Pías dedicadas a los niños eran un Dios para la sociedad y para la Iglesia de aquel tiempo.

—Uno de los elementos mas importante que configura la obra de Calasanz es la educación. Una educación en todo integral, es decir, que toma en cuenta a la persona en su dimensión espiritual, intelectual - humana. Solo en este camino cree Calasanz cumplir la voluntad de Dios sobre él y su obra.

Todo esto nos hace comprender la presión de Calasanz que nos muestra su opción y su fe en el Dios de los niños. ¨He encontrado en Roma el mejor modo de servir a Dios haciendo el bien a estos pobres muchachos y no lo por dejaré por nada del mundo¨. No cabe duda que en el fondo de todo esto, se encuentra una profunda experiencia de Dios que le ha llevado incluso a entregar su vida.

Orlando Hernández