FUNDACION ESCOLAPIA EN NICARAGUA, PREHISTORIA
Antes de llegar nosotros a Nicaragua, ya hubo escolapios allí: el P. Pompilio Peña y otro, cuyo nombre no recuerdo, que fue párroco en Jinotega.
El Obispo de Panamá solicitó al Rvmo. P. Vicario General de España que mandara escolapios para dirigir un Colegio en Santiago de Veragua.
El 1 de septiembre de 1889 llegaron el P. Juan Miracle y el Hno. Marcos Alvarez, quienes iniciaron la labor escolapia con 27 alumnos, en una casa de madera, alquilada.
Pronto iniciaron la construcción de un nuevo edificio, también de madera. Corría con los gastos de la obra y del funcionamiento el Sr. Obispo, con algo de ayuda del Gobierno de Colombia, pues Panamá, entonces, no era aún nación independiente, sino un departamento colombiano.
En 1891, el 8 de abril, de común acuerdo, los Padres y el Sr. Obispo, se trasladó la fundación a Panamá capital, ubicándose en una parte del edificio del antiguo Convento de los PP. Franciscanos, con el nombre de “Colegio Colombiano”.
COLEGIO BALBOA (Panamá)
Por influencia del Sr. Obispo ante el Presidente de la República y por los buenos informes sobre la orden de las Escuelas Pías, dados por el Representante de Colombia en España, después de muchos tira y afloja, el Gobierno entregó a los Escolapios la dirección del Colegio Nacional Departamental BALBOA, de segunda enseñanza.
Se abrieron las clases bajo la dirección escolapia en julio de 1892 y en él permanecieron hasta 1896, fecha en que se trasladaron, nuevamente, al antiguo convento de Franciscanos, adquiriendo su propiedad,
El Sr. Obispo les encargó, también, de la iglesia del convento, hasta entonces regida por los PP. Jesuitas, lo que produjo algunos roces.
El P. Juan Miracle, hombre luchador, sintiéndose cansado, pidió relevo y regresó a España en 1897. Le sustituyó el P. Antonio Ribalta, que llegó en octubre del mismo año, acompañado del P. Francisco Ibáñez.
En abril de 1898 llegaron los PP. Pedro Camps, Angel Bonet y Pompilio Peña.
PANAMA PASA A LA JURISDICCION DE CATALUÑA
En 1897 la Vicaría General de España fue encomendando sus fundaciones a las distintas Provincias escolapias de España. Panamá fue asignada a Cataluña, por la cercanía de Cuba, perteneciente a esta Provincia.
CIERRE DEL COLEGIO DE PANAMA
La fiebre amarilla hacía estragos en aquella nación. El Visitador enviado por el P. Vicario General informó, el 26 de enero de 1900, la muerte de 3 religiosos por causa de esta enfermedad; los demás estaban enfermos... Además se hallaban en extrema pobreza, con deudas para poder vivir, pues el Gobierno les debía 30 mil pesos.
Por otra parte, el Obispo había muerto y el sucesor les tenía poca simpatía.
El Gobierno les comunicó el 23 de enero la voluntad de rescindir unilateralmente el contrato firmado ocho años antes sobre el Colegio Balboa. La razón alegada por el Gobierno era que tenía que aplicar todos los recursos por entero al restablecimiento del orden y la seguridad del Estado. Dicho decreto cerraba el Colegio Balboa por el tiempo que el Gobierno juzgara necesario.
Ya el 23 de febrero de 1889, por oficio del P. Vicario General, se había autorizado al P. Provincial de Cataluña el cierre, que no se llevó a cabo hasta el año siguiente, cuando las cosas se pusieron mucho peor.
En el informe el Vicario se deshace en elogios de la Comunidad; pero califica de flojo al profesorado. Dice que el P. Rector, Terradas, suplía a todos los enfermos, siendo sus puntales el P. Pompilio Peña y el Hno. Paré. Informa, también, que envía a Cuba a todos los religiosos, dejando en Panamá, para resolver los últimos detalles legales, al P. Rector, al P. Pompilio Peña y al Hno. Saturnino Torres.
Con el tiempo, el Colegio fue confiado a los Hermanos de La Salle, y la iglesia volvió, de nuevo, a los PP. Jesuitas. No resultó muy bien este “binomio”, y los Hermanos, por fin, se fueron a otro lugar de la ciudad y edificaron su nuevo Colegio.
En uno de mis viajes de España a Nicaragua, en el aeropuerto de Panamá, saludé casualmente al Nuncio de esta nación, y al decirle que era escolapio, que estaba trabajando en León de Nicaragua, me dijo: “No siga viaje, quédese en Panamá, y que vengan otros hermanos suyos; los necesitamos”...
Años después, esto casi fue realidad, en el intento de fundación en La Chorrera, por gestiones del ex-escolapio P. Jesús Sanfeliu, que era párroco de aquella ciudad y había edificado una escuela parroquial. Había decidido regresar a España definitivamente y había arreglado con el Obispo que nosotros nos encargáramos de la parroquia y la escuela. Nuestros superiores no lo aprobaron. Había sido la ilusión del P. Bruno, compartida por la Viceprovincia.
¿COMO APARECIO EL P. POMPILIO PEÑA EN NICARAGUA?
El P. Pompilio y el “otro Padre” llegaron a Nicaragua irregularmente. En León legalizaron su situación y se incardinaron a la diócesis.
El P. Pompilio fue director del Colegio San Ramón, dejando fama de excelente pedagogo. Era tal su renombre que hizo subir nuestro prestigio, cuando se enteraron los leoneses de que éramos de la misma Orden. El canónigo P. Benito Oyanguren, español, fue gran amigo suyo y nos hablaba siempre de él con gran admiración. Me obsequió una fotografía del P. Pompilio, iluminada a colores y enmarcada, que dejé en el Colegio Calasanz de Managua y hoy se guarda en el Archivo de la Viceprovincia.
El P. Pompilio está enterrado en el Cementerio de Guadalupe, de León, en la calle central, en el panteón de una familia amiga. En aquellos tiempos de nuestra llegada a León, uno de los actos conmemorativos del Día del Maestro era llevar una corona de flores a la tumba de un maestro. A nuestro Colegio nos asignaban siempre la del P. Pompilio.
COFUNDADOR DEL COLEGIO RAMIREZ GOYENA
En el año 1987 se celebraron los 40 años de nuestra llegada a Nicaragua. Me invitaron, pues estaba en España, y fui. Era el único que quedaba de los cuatro primeros que llegamos. Gocé lo indecible de volver, aunque fuera por unos días... (De buena gana me hubiera quedado).
A petición de un grupo de exalumnos, el Gobierno Sandinista quiso honrar a los escolapios por su labor cultural en Nicaragua, simbolizados en mi persona, y me concedió la medalla de la Orden Ramírez Goyena, eximio pedagogo nicaragüense, premio al mérito educacional. Conmigo fueron distinguidos, también, el Rvdo. Marcelino Areas, muchos años profesor de nuestro Colegio, otros más, y una religiosa de la Asunción. (Nr – También el P. Donald Mendoza (hoy - 10 de marzo de 2007 -, Rector del Colegio Calasanz de Managua) posee la medalla de la ¨Orden Ramírez Goyena¨ entregada por el gobierno de Nicaragua
Por cierto que estuve dudando en aceptarla por venir del Gobierno Sandinista, pero los Padres me dijeron que la aceptara, pues yo me iba y ellos se quedaban y mi desplante les podía ocasionar muy serias consecuencias.
Me encargaron del discurso de gracias. Para documentarme sobre Ramírez Goyena fui al Instituto Nacional que lleva su nombre. La Directora me recibió con mucho cariño y me regaló una revista del Centro, en la que iba una biografía del pedagogo. En uno de sus artículos narraba la historia de la fundación del Instituto. Gratamente sorprendido, leí que el P. Pompilio estaba en el grupo de fundadores.
Extraigo de la revista, que dejé en el archivo de León. Por los años 1891 Managua no tenía un centro oficial de Bachillerato. Los estudiantes tenían que ir a León o a Granada a examinarse para obtener el título.
La Cámara de Diputados, para subsanar este fallo en la Capital de la Nación, emitió un decreto, en enero de 1891, ordenando crear en Managua el Instituto Nacional Central de Varones y una Normal anexa. El Ejecutivo lo refrendó el 27 del mismo mes y año. Se señalaron dos años de plazo para la construcción del correspondiente edificio. Se iniciaron solemnemente las obras el 3 de mayo de 1892; pero se suspendieron por falta de medios.
El Gobierno buscó una solución provisional: hacer un contrato con el Colegio de Varones, facultándole para que diera el título de Bachiller en Ciencias y Letras. En el año 1900 se abrió, por fin, el Instituto Nacional de Varones en el edificio viejo, bajo la dirección de Joaquín Dolores Ramírez.
Por diferentes motivos políticos se vio obligado a cerrar y a abrir varias veces.
Durante el gobierno de D. Adolfo Díaz, fue confiado a los Hnos. de La Salle, con el nombre de Instituto Pedagógico, adquiriendo estabilidad. Pero en 1913 renació de nuevo el Instituto Central Nacional de Varones, bajo la dirección de D. Santiago Arguello, D. Trinidad Cajina y el Pbro. Pompilio Peña.
Funcionó hasta el 31 de marzo de 1931, en que Managua quedó destruida por un terremoto y con ella el Instituto. Tras esta calamidad, el Gobierno cedió el Instituto a D. Alejandro Sánchez, proveyéndole de edificio, muebles y material escolar, pero sin retribución alguna.
Tras varias vicisitudes y locales y el terremoto de 1973, en 1975 ocupó un edificio en el Barrio San Judas hasta 1978, en que pasó al actual con el nombre de Instituto Ramírez Goyena, por decreto del ejecutivo del 27 de julio de 1977.
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