PROYECTO TOLOSANO NGEN
Solidaridad tolosarra con los mapuches
JUANMA GOÑI
TOLOSA
21.08.11
El proyecto Ngen en el que colaboran varios vecinos da un paso más con el nuevo motel. La iniciativa ha propiciado la creación de varias cooperativas para un mercado justo frente a la globalización
PROYECTO NGEN
Al menos seis cooperativas han creado Iñaki Arriola y los Padres Escolapios en la zona de Cucarrehue. Los objetivos son comprar al por mayor, reducir el precio de la canasta básica familiar, producir y comercializar, venta de leña, fomentar el turismo....
son los lemas que explican el espíritu del proyecto. Algunos de ellos: lograr un mercado justo, posibilitar que surjan sujetos sociales, hacer frente a la globalización, devolver la confianza a hombres y mujeres de la zona, validar un modelo de desarrollo social participativo, provocar cambios en las políticas locales y lograr que cada persona regrese a casa con el fruto digno de su trabajo.
Tolosarras y empresas de la villa llevan apoyando varios años ya un proyecto solidario que trata de dignificar la vida de la comunidad mapuche en Chile, en la zona de Curarrehue. Gracias a empeños como el de estos ciudadanos, los mapuches han adquirido formación en diferentes talleres de albañilería, carpintería, fontanería, etc. Unos conocimientos que les permiten posteriormente aplicarlos a su comunidad, en una iniciativa en la que se encuentran implicados sobre todo los Padres Escolapios y voluntarios de varias organizaciones.
El proyecto educativo-social se llama Ruka Ngen, y fue creado y dirigido por el escolapio tolosarra Iñaki Arriola. Se trata de una iniciativa integral que parte de la máxima de «no dar pescado, sino enseñar a pescar», y que ha posibilitado la puesta en marcha de muchos proyectos: un hogar de menores para niños abandonados; una Casa del Campesino para la gente de la cordillera; la construcción de una escuela en plena cordillera; la puesta en marcha de un comedor escolar que imparte cerca de 400 comidas diarias gratuitas; la construcción de cabañas para alumnos de la cordillera que estudian en la localidad; serrería, taller de carpintería y mueblería.
El objetivo final de este proyecto es la creación de cooperativas con la idea de crear un mercado «justo y solidario frente a la globalización y su proyecto concentrador y excluyente», explica Arriola.
Del secadero al motel
Las tierras mapuches de Curarrehue poseen como materia prima estrella la madera, pero era necesario disponer de un secadero que permitiera poner en marcha toda una cadena de productividad para poder trabajar y dar de comer a más personas o familias. La madera que obtenían los nativos no podía emplearse hasta que transcurriesen tres años. En 2005, y gracias a la colaboración de tolosarras y empresas de la villa, se puso en marcha el «secadero Tolosa». La madera se secaba y podía utilizarse a partir de un mes, y eso permite multiplicar los recursos económicos, elimina intermediarios y permite que la plusvalía se quede para los de casa.
Seis años años después, el balance es positivo. «Hemos preparado a trabajadores que ya se han sacado el carnet de calderista y han hecho el curso de secado de nativo. Hemos comenzado a secar en serio maderas e intentamos buscar clientes en el entorno», explica Arriola. Los trabajadores, ya constituidos en cooperativa, empiezan a ver la rentabilidad. Tienen un convenio con el propietario de un bosque. «El pone la madera y nosotros el trabajo. El beneficio va a medias».
Este proyecto solidario integral continúa dando pasos. El último ha sido la creación de un motel en la zona, gestionado por los propios mapuches constituidos también en cooperativa. Es otra fuente de ingresos para garantizar la supervivencia de los nativos de la zona. El motel tiene forma de volcán, integrando así el edificio con la exhuberante naturaleza del entorno, plagado de volcanes.
«Es importante resaltar que, en el medio en el que vivimos, una crisis producto de falta de valores y exceso de materialidad, existan personas tan positivas, sensibles y con capacidad para ser solidarios y convivir con otros pueblos y razas», reflexiona uno de los tolosarras que acaba de regresar de Chile, donde ha visto «in situ» el nuevo motel y el trabajo que se está llevando a cabo gracias a la implicación económica de muchos tolosarras, que ven plasmados e i]ntegrando así el edificio con la exhuberante naturaleza del entorno, plagado de volcanes.^
«Es importante resaltar que, en el medio en el que vivimos, una crisis producto de falta de valores y exceso de materialidad, existan personas tan positivas, sensibles y con capacidad para ser solidarios y --convivir con otros pueblos y razas», reflexiona uno de los tolosarras que acaba de regresar de Chile, donde ha visto «in situ» el nuevo motel y el trabajo que se está llevando a cabo gracias a la implicación económica de muchos tolosarras, que ven plasmado en algo tangible su aportación. ntegrando así el edificio con la exhuberante naturaleza del entorno, plagado de volcanes.
«Es importante resaltar que, en el medio en el que vivimos, una crisis producto de falta de valores y exceso de materialidad, existan personas tan positivas, sensibles y con capacidad para ser solidarios y convivir con otros pueblos y razas», reflexiona uno de los tolosarras que acaba de regresar de Chile, donde ha visto «in situ» el nuevo motel y el trabajo que se está llevando a cabo gracias a la implicación económica de muchos tolosarras, que ven plasmado en algo tangible su aportación.
JUANMA GOÑI
TOLOSA
21.08.11
El proyecto Ngen en el que colaboran varios vecinos da un paso más con el nuevo motel. La iniciativa ha propiciado la creación de varias cooperativas para un mercado justo frente a la globalización
PROYECTO NGEN
Al menos seis cooperativas han creado Iñaki Arriola y los Padres Escolapios en la zona de Cucarrehue. Los objetivos son comprar al por mayor, reducir el precio de la canasta básica familiar, producir y comercializar, venta de leña, fomentar el turismo....
son los lemas que explican el espíritu del proyecto. Algunos de ellos: lograr un mercado justo, posibilitar que surjan sujetos sociales, hacer frente a la globalización, devolver la confianza a hombres y mujeres de la zona, validar un modelo de desarrollo social participativo, provocar cambios en las políticas locales y lograr que cada persona regrese a casa con el fruto digno de su trabajo.
Tolosarras y empresas de la villa llevan apoyando varios años ya un proyecto solidario que trata de dignificar la vida de la comunidad mapuche en Chile, en la zona de Curarrehue. Gracias a empeños como el de estos ciudadanos, los mapuches han adquirido formación en diferentes talleres de albañilería, carpintería, fontanería, etc. Unos conocimientos que les permiten posteriormente aplicarlos a su comunidad, en una iniciativa en la que se encuentran implicados sobre todo los Padres Escolapios y voluntarios de varias organizaciones.
El proyecto educativo-social se llama Ruka Ngen, y fue creado y dirigido por el escolapio tolosarra Iñaki Arriola. Se trata de una iniciativa integral que parte de la máxima de «no dar pescado, sino enseñar a pescar», y que ha posibilitado la puesta en marcha de muchos proyectos: un hogar de menores para niños abandonados; una Casa del Campesino para la gente de la cordillera; la construcción de una escuela en plena cordillera; la puesta en marcha de un comedor escolar que imparte cerca de 400 comidas diarias gratuitas; la construcción de cabañas para alumnos de la cordillera que estudian en la localidad; serrería, taller de carpintería y mueblería.
El objetivo final de este proyecto es la creación de cooperativas con la idea de crear un mercado «justo y solidario frente a la globalización y su proyecto concentrador y excluyente», explica Arriola.
Del secadero al motel
Las tierras mapuches de Curarrehue poseen como materia prima estrella la madera, pero era necesario disponer de un secadero que permitiera poner en marcha toda una cadena de productividad para poder trabajar y dar de comer a más personas o familias. La madera que obtenían los nativos no podía emplearse hasta que transcurriesen tres años. En 2005, y gracias a la colaboración de tolosarras y empresas de la villa, se puso en marcha el «secadero Tolosa». La madera se secaba y podía utilizarse a partir de un mes, y eso permite multiplicar los recursos económicos, elimina intermediarios y permite que la plusvalía se quede para los de casa.
Seis años años después, el balance es positivo. «Hemos preparado a trabajadores que ya se han sacado el carnet de calderista y han hecho el curso de secado de nativo. Hemos comenzado a secar en serio maderas e intentamos buscar clientes en el entorno», explica Arriola. Los trabajadores, ya constituidos en cooperativa, empiezan a ver la rentabilidad. Tienen un convenio con el propietario de un bosque. «El pone la madera y nosotros el trabajo. El beneficio va a medias».
Este proyecto solidario integral continúa dando pasos. El último ha sido la creación de un motel en la zona, gestionado por los propios mapuches constituidos también en cooperativa. Es otra fuente de ingresos para garantizar la supervivencia de los nativos de la zona. El motel tiene forma de volcán, integrando así el edificio con la exhuberante naturaleza del entorno, plagado de volcanes.
«Es importante resaltar que, en el medio en el que vivimos, una crisis producto de falta de valores y exceso de materialidad, existan personas tan positivas, sensibles y con capacidad para ser solidarios y convivir con otros pueblos y razas», reflexiona uno de los tolosarras que acaba de regresar de Chile, donde ha visto «in situ» el nuevo motel y el trabajo que se está llevando a cabo gracias a la implicación económica de muchos tolosarras, que ven plasmados e i]ntegrando así el edificio con la exhuberante naturaleza del entorno, plagado de volcanes.^
«Es importante resaltar que, en el medio en el que vivimos, una crisis producto de falta de valores y exceso de materialidad, existan personas tan positivas, sensibles y con capacidad para ser solidarios y --convivir con otros pueblos y razas», reflexiona uno de los tolosarras que acaba de regresar de Chile, donde ha visto «in situ» el nuevo motel y el trabajo que se está llevando a cabo gracias a la implicación económica de muchos tolosarras, que ven plasmado en algo tangible su aportación. ntegrando así el edificio con la exhuberante naturaleza del entorno, plagado de volcanes.
«Es importante resaltar que, en el medio en el que vivimos, una crisis producto de falta de valores y exceso de materialidad, existan personas tan positivas, sensibles y con capacidad para ser solidarios y convivir con otros pueblos y razas», reflexiona uno de los tolosarras que acaba de regresar de Chile, donde ha visto «in situ» el nuevo motel y el trabajo que se está llevando a cabo gracias a la implicación económica de muchos tolosarras, que ven plasmado en algo tangible su aportación.
Etiquetas: Educación, Historia, Solidaridad
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