Día Internacional de la Paz

Lic. Nora Cornejo Rodríguez
Catedrática de Pastoral Universitaria UCC
Navegar Juntos - Boletín electrónico del ICCE-América
IX.2010
“La gran causa de la paz entre los pueblos tiene necesidad de todas las energías de paz latentes en el corazón del hombre”. (Juan Pablo II)

Conseguir la paz: ésta ha sido la aspiración del hombre desde siempre, pues estamos convencidos de que la paz es plenitud y es alegría; para lograrla en nuestra época, las distintas naciones multiplican los intentos a través de intercambios bilaterales o multilaterales, conferencias internacionales; en casi todos los discursos públicos, a nivel de naciones o de organismos internacionales, rara vez se ha hablado tanto de paz, como se hace ahora.

Pero la paz, el desafío que se impone a toda la humanidad no sólo a algunas naciones u organismos internacionales, frente a la dura tarea de la paz, hace falta algo más que palabras, sinceras o demagógicas. Sobre todo es necesario que penetre el verdadero espíritu de la paz.

¿Y cómo lograrlo, cómo puede conseguir la humanidad ese espíritu de paz? Antes que nada debemos reconocer que la paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, libertad y amor; todos los que busquen realmente la paz deben buscar la verdad, actuar con justicia, promover la verdadera libertad y amor por la humanidad.

Debemos por tanto comprender que los intereses de grupos determinados deben tener también en cuenta los intereses legítimos de los otros grupos afectados y deben estar atentos a las exigencias del bien común; los verdaderos derechos humanos deben ser salvaguardados en toda circunstancia; no está permitido matar para imponer una solución; y es que ésta es la clave. No se puede tener plenitud y alegría si se violan principios tan elementales como la vida y el bien común; éstos son la fuente de donde emana la paz; Buscar la paz de cualquier otro modo es una búsqueda superficial y temporal.

Como cada 21 de septiembre, en el mundo se conmemorará el “Día Internacional de la Paz”; y escucharemos miles de discursos, algunos idealistas, otros muy poco reales, otros más que buscan engañarnos; sin embargo las declaraciones más certeras sobre la paz ya lo han dicho todo:

Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra,
aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad (Juan Pablo II).

Si queremos un mundo de paz y de justicia
hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor (Antoine de Saint-Exupery).

La paz en la tierra,
suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios (Juan XXIII).