Declaraciones del Presidente del Gobierno después de sus reuniones con Su Santidad
el Papa y con el Presidente del Consejo de Ministros de Italia
Roma, jueves, 10 de junio de 2010
COMPARECENCIA CONJUNTA CON EL PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS DE ITALIA
Sr. Berlusconi.
Bienvenidos todos y un saludo particularmente cordial a los representantes de la prensa y de las televisiones españolas que acompañan a su Presidente del Gobierno. Expreso también una cordialísima bienvenida al Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, al cual estoy vinculado personalmente con una amistad que ya data de varios años atrás, al que tengo el placer de acogerle aquí, en el Palacio Chigi, para una visita bastante breve, pero que nos ha permitido celebrar un examen profundo de toda la situación europea y también de la situación internacional.
Hemos estado de acuerdo en que Europa se ha comportado bien en la defensa del euro, que es nuestra moneda y que, por tanto, debemos defenderla absolutamente de todos los ataques de la especulación internacional; también hemos estado de acuerdo en que tiene que haber una gobernanza muy precisa en lo que se refiere a la situación de la moneda común a partir de ahora, y nos hemos informado recíprocamente sobre la situación de la economía en nuestros dos países.
Debo decir a este respecto que nosotros miramos con gran confianza a España, a la gestión de la economía española, a los datos que van surgiendo, y que parten de la consideración de que España tiene una deuda pública muy, muy, limitada, que es sólo del 53 por 100. Es una condición muy distinta a la que tiene la economía italiana, que tiene una deuda pública de 115 por 100, es decir, más del doble respecto a España, con lo cual yo le tengo mucha envidia a Rodríguez Zapatero y a su Gobierno.
Nuestra amistad y nuestro intercambio continúan siendo muy positivos. Somos el tercer cliente de España en relación con el intercambio comercial y en esa dirección vamos a continuar con un país amigo, al cual nos dirigimos siempre con gran simpatía y con gran estima, y también con mano segura.
Debo decir que siempre he apreciado al Presidente Rodríguez Zapatero, entre otras cosas, porque desde hace algunos años estamos juntos en el Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno, y debo decir que él siempre hace unas intervenciones muy autorizadas y muy consideradas por los demás líderes europeos.
Por lo demás, hemos hablado también de los gastos en las misiones que realizamos conjuntamente en diversas zonas por ejemplo, la de Líbano. Además, hemos hablado, y el lo explicará si lo considera oportuno, de una situación en la que estamos intentando darle solución a los problemas con Libia en relación con un ciudadano suizo, y también hemos hablado de otras situaciones internacionales, en las cuales actuamos conjuntamente con España. Debo decir, por la confianza que yo tengo en José Luis, el Presidente del Gobierno español, que lo que él piense decidir en las diferentes situaciones será ciertamente compartido por nosotros. Y también hemos proyectado algunas intervenciones comunes en política internacional.
He procurador resumir los asuntos y te dejo continuar.
Presidente.
Muchísimas gracias, Silvio, por tus palabras, por tu amabilidad de siempre y por tu hospitalidad.
Saben que España e Italia son dos países con una gran relación y también España e Italia tienen dos Gobiernos con una gran relación. Eso es extraordinariamente positivo para el desarrollo económico de España y de Italia, y para hacer frente a la crisis económica que hemos vivido y que estamos viviendo ahora en una tercera fase, que afecta especialmente a los mercados financieros y a su impacto sobre la deuda.
Dos conclusiones podemos extraer del diálogo que hemos tenido en torno a la situación de la crisis y el momento en el que estamos. Primera, una defensa convencida y firme de la fortaleza del euro, del conjunto de los países de la zona que integramos la moneda común, y de la Unión Europea; una fortaleza por el potencial económico de nuestros países, por el potencial tecnológico y por el potencial del capital humano, es decir, del conjunto de la ciudadanía de los países de la zona euro, que muchos de ellos se encuentra entre los países con mayor nivel de renta per cápita y de potencia industrial del mundo. Segunda, la zona euro y la Unión Europea necesitan fortalecer su Gobierno económico común. No hay una salida nacional a la fortaleza del euro y de nuestras economías; hay, ante todo, una salida europea.
Ahora tenemos por delante, en las próximas semanas, en el próximo Consejo Europeo y seguramente en los siguientes, retos de gran magnitud, como son construir la parte del edificio que nos falta en Europa y en el euro para esa política económica coordinada, para tener instrumentos preventivos de corrección de los desequilibrios macroeconómicos y para ir respondiendo a situaciones como la que hemos vivido de la crisis económica.
Comparto con el Primer Ministro italiano el mensaje de confianza. A pesar de las dificultades que nos exigen adoptar medidas de control del gasto, de reducción del gasto, a todos los países de la zona euro prácticamente, el mensaje es de confianza. El esfuerzo de hoy, la reducción de gasto de hoy, el sacrificio que pedimos a los ciudadanos, es la prosperidad de mañana. Es la mejor garantía de nuestra prosperidad y sabemos que va a ser así y que vamos a cumplir con este fin.
Desde el punto de vista de la política internacional, como decía el Primer Ministro Berlusconi, tenemos asuntos que compartimos, tareas importantes en las que trabajamos juntos. Ha citado Libia y también en Latinoamérica, sin duda alguna, un continente de gran trascendencia estratégica para la Unión Europea, para ambos países, y siempre en una acción de pleno entendimiento.
Por último, terminaré afirmando que las relaciones políticas entre países como Italia y España son un buen ejemplo de que la cooperación, y a veces la acción conjunta, da resultados y frutos. Desde luego, los da en política exterior, lo vamos a ver en pocos días, en pocas semanas, y también estamos convencidos de que los va a dar en el ámbito económico. Tenemos una creciente relación entre empresas españolas e italianas, queremos fortalecerla en esa perspectiva de mayor cooperación y estoy seguro de que ése es el camino para garantizar el desarrollo.
Gracias, Primer Ministro y, cuando tú estimes conveniente, preguntarán.
Sr. Berlusconi.
Dejo a mi amigo Rodríguez Zapatero a las preguntas de los periodistas, imagino que, sobre todo, relacionadas con su visita realizada al Vaticano.
Quería sólo recordar que hemos hablado de las medidas coordinadas que hemos tomado. He felicitado a José Luís por lo que se refiere a la valentía que ha demostrado a la hora de tomar estas medidas y también le he hablado de las medidas que hemos decidido nosotros, con un Gobierno que está haciendo un trabajo extraordinario a la hora de luchar contra las organizaciones criminales, con éxitos estupendos; de luchar contra la evasión y de luchar contra la burocracia, y que está llevando adelante un gran esfuerzo para reformar tanto el sistema fiscal, como la Justicia.
Todos estos intercambios de información son muy útiles, porque yo tomo ejemplo y me inspiro en el ejemplo de medidas que se han aplicado en España, y probablemente medidas que estamos tomando nosotros aquí podrán ser de utilidad para aquello que tenga que hacer el Gobierno español próximamente.
Así es que muchas gracias de nuevo por la visita, lo saludo como se saluda a un santo porque viene con la bendición del Papa y está en este momento en una situación de gracia absoluta, y les dejo con ustedes deseándoles una buena estancia en Italia. Cuanto más venga a Italia, más nos alegramos nosotros.
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Presidente.
Desearía hacer una valoración sobre lo que ha sido mi visita a Su Santidad el Papa. Esta visita se corresponde con una tradición consistente en que los Presidentes, en este caso rotatorios, de la Unión Europea tengan una relación, una comunicación, con el Papa.
Fundamentalmente, en este encuentro hemos abordado tres temas.
El primero de ellos
fue la crisis económica y financiera, y la respuesta que estamos dando desde el ámbito europeo a esta crisis global, que exige la reafirmación de valores y de principios para que la economía se ponga al servicio de las personas y de los ciudadanos, y para que la economía centre sus objetivos en la producción y no en la especulación.
En segundo lugar,
hemos abordado las relaciones de la Iglesia Católica, del Vaticano, con la Unión Europea, los pasos que la Unión Europea está dando en relación con la aplicación del Tratado de Lisboa y la perspectiva de esa relación, de esa colaboración, Unión Europea-Iglesia Católica en el mundo. Especialmente en el diálogo entre religiones, le he trasladado a Su Santidad la tarea que está desarrollando la Alianza de Civilizaciones y la conveniencia para que ese espíritu de libertad y de convivencia entre religiones que representa la Alianza de Civilizaciones esté también muy presente en la consideración y en la acción del Vaticano.
En tercer lugar,
hemos abordado las relaciones, en este caso bilaterales, que atraviesan un buen momento y que van a tener acontecimientos de importancia en este año y el año 2011, porque, como saben, en el mes de noviembre Su Santidad el Papa visitará España, concretamente Santiago de Compostela y Barcelona, y el año 2011 estará en la Jornada de la Juventud en Madrid.
Hemos reiterado nuestra máxima disposición en la colaboración para el éxito de estos viajes del Papa a España, estamos convencidos de que va a ser así y Su Santidad y también el Secretario de Estado nos han trasladado su agradecimiento por la disposición que el Gobierno de España está mostrando para la buena organización y para la eficacia que siempre exige una visita del Papa.
Ésta es la valoración que deseaba hacer y, a partir de aquí, me parece que me corresponde someterme a dos preguntas.
P.- Quisiera preguntarle, en primer lugar, sobre la visita al Vaticano y si el Papa le ha hecho alguna petición concreta acerca de alguna legislación española, bien sea la Ley de Libertad Religiosa, el aborto o cualquier otra.
Sobre la crisis económica, después del fracaso del acuerdo para la reforma laboral de esta noche, quisiera saber si el Gobierno está dispuesto a poner sobre la mesa nuevas propuestas y, además, si su Gobierno estaría dispuesto a seguir el ejemplo que han dado algunas Comunidades de su propio partido, del Partido Socialista, que han reducido los miembros del Gobierno y que han subido los impuestos, el IRPF, para las rentas más altas.
Presidente.
En relación con la primera cuestión,
en el diálogo que he mantenido con Su Santidad ha habido una parte que ha tenido que ver con los temas en los que la Iglesia Católica en España y el Gobierno de España han tenido un cierto diálogo o un cierto debate. Desde luego, ha sido en un tono absolutamente correcto, fundamentalmente sobre la educación y sobre la Ley de Libertad Religiosa. Ésos han sido los dos temas que hemos abordado.
En relación con la reforma laboral,
España tiene una característica singular, un mal histórico: cada vez que hay una crisis económica -pasó en la década de los 70, pasó en los años 93 y 94, y ha vuelto a pasar con la crisis de 2008 y 2009-, nuestra tasa de paro duplica la media europea. Tenemos un modelo laboral y económico que, cuando hay una crisis, produce un altísimo grado de paro y, además, una alta tasa de temporalidad: demasiados contratos temporales, demasiado trabajo en precario.
Hay que hacerle frente a esto con decisión. El Gobierno va a presentar mañana un documento a los interlocutores sociales donde se abordan esos dos grandes problemas: cómo crear más empleo estable y cómo crear más empleo, fundamentalmente ahora, cuando esperamos que la recuperación económica vaya produciendo una salida progresiva de la crisis.
Vamos a ejercer nuestra responsabilidad, la vamos a ejercer, y, además, lo vamos a hacer con el máximo diálogo entre las fuerzas políticas, a las cuales quiero llamar a la responsabilidad. Es verdad que he oído críticas en los últimos días y semanas diciendo: “esta reforma laboral llevaba esperando un año, dos años, de diálogo”. No, quizás lleva esperando, no dos años, sino dos décadas, porque nuestro modelo laboral ha tenido pocas variaciones en los últimos veinticinco años.
Ahora, después de que hemos vivido la tercera crisis económica desde la transición democrática --ésta ha sido la más fuerte--, hemos comprobado, una vez más, que el modelo exige cambios y reformas, y, seguramente, si la reforma laboral tiene un mayor número de apoyos, será más exitosa.
Pero el Gobierno tiene las ideas muy claras de lo que hay que hacer y se lo explicó ayer a los agentes sociales. Por tanto, el documento que el viernes vamos a remitirles a los empresarios y sindicatos va a ser coherente y va a responder al esquema que teníamos.
En relación con la última pregunta,
cada Gobierno y cada Presidente de Comunidad Autónoma -ésa es la grandeza de nuestro modelo constitucional, del principio de autonomía política- toma las decisiones con libertad. Y le puedo asegurar que no recuerdo a ningún Presidente autonómico que vaya anunciando lo que va a hacer con su Gobierno, ni siquiera a ningún Presidente de Gobierno. Si lo hace, lo hará; y, si lo hace, no lo anunciará; y, si no lo hace, no lo hará.
P.- Presidente, ¿el Gobierno español confirma su determinación a aprobar la reforma en junio? ¿Piensa que en el Parlamento va a lograr esa mayoría sólida que permita la aprobación de esa reforma?
Presidente.
Sí. Tenemos que hacer la reforma laboral, vamos a hacer la reforma laboral, va a ser una reforma laboral sustancial para nuestro mercado laboral y confío en que va a tener un amplio respaldo en el Parlamento.
Sabemos lo que hay en juego y lo deben saber todas las fuerzas políticas, porque ésta no es una reforma para dos años, seguramente, y seguramente tampoco va a ser para seis o para ocho; va a ser para mucho tiempo, porque va a ser sustancial. Queremos ir a un modelo en donde la contratación indefinida sea la norma que cada vez se imponga en la nueva etapa, frente a la contratación temporal.
Queremos reducir el esfuerzo y el coste del despido sin que los trabajadores pierdan derechos, y queremos hacer un cambio claro en la flexibilidad interna en la empresa: un cambio en lo que afecta a la jornada, en lo que afecta a las condiciones de trabajo y en lo que afecta a la regulación salarial y los convenios.
Esperamos y confío en que vamos a tener esa mayoría en el Parlamento.
Muchas gracias.
© Presidencia del Gobierno 2010. Complejo de la Moncloa, Avda. Puerta de Hierro, s/n. 28071 Madrid. (España).
Roma, jueves, 10 de junio de 2010
COMPARECENCIA CONJUNTA CON EL PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS DE ITALIA
Sr. Berlusconi.
Bienvenidos todos y un saludo particularmente cordial a los representantes de la prensa y de las televisiones españolas que acompañan a su Presidente del Gobierno. Expreso también una cordialísima bienvenida al Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, al cual estoy vinculado personalmente con una amistad que ya data de varios años atrás, al que tengo el placer de acogerle aquí, en el Palacio Chigi, para una visita bastante breve, pero que nos ha permitido celebrar un examen profundo de toda la situación europea y también de la situación internacional.
Hemos estado de acuerdo en que Europa se ha comportado bien en la defensa del euro, que es nuestra moneda y que, por tanto, debemos defenderla absolutamente de todos los ataques de la especulación internacional; también hemos estado de acuerdo en que tiene que haber una gobernanza muy precisa en lo que se refiere a la situación de la moneda común a partir de ahora, y nos hemos informado recíprocamente sobre la situación de la economía en nuestros dos países.
Debo decir a este respecto que nosotros miramos con gran confianza a España, a la gestión de la economía española, a los datos que van surgiendo, y que parten de la consideración de que España tiene una deuda pública muy, muy, limitada, que es sólo del 53 por 100. Es una condición muy distinta a la que tiene la economía italiana, que tiene una deuda pública de 115 por 100, es decir, más del doble respecto a España, con lo cual yo le tengo mucha envidia a Rodríguez Zapatero y a su Gobierno.
Nuestra amistad y nuestro intercambio continúan siendo muy positivos. Somos el tercer cliente de España en relación con el intercambio comercial y en esa dirección vamos a continuar con un país amigo, al cual nos dirigimos siempre con gran simpatía y con gran estima, y también con mano segura.
Debo decir que siempre he apreciado al Presidente Rodríguez Zapatero, entre otras cosas, porque desde hace algunos años estamos juntos en el Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno, y debo decir que él siempre hace unas intervenciones muy autorizadas y muy consideradas por los demás líderes europeos.
Por lo demás, hemos hablado también de los gastos en las misiones que realizamos conjuntamente en diversas zonas por ejemplo, la de Líbano. Además, hemos hablado, y el lo explicará si lo considera oportuno, de una situación en la que estamos intentando darle solución a los problemas con Libia en relación con un ciudadano suizo, y también hemos hablado de otras situaciones internacionales, en las cuales actuamos conjuntamente con España. Debo decir, por la confianza que yo tengo en José Luis, el Presidente del Gobierno español, que lo que él piense decidir en las diferentes situaciones será ciertamente compartido por nosotros. Y también hemos proyectado algunas intervenciones comunes en política internacional.
He procurador resumir los asuntos y te dejo continuar.
Presidente.
Muchísimas gracias, Silvio, por tus palabras, por tu amabilidad de siempre y por tu hospitalidad.
Saben que España e Italia son dos países con una gran relación y también España e Italia tienen dos Gobiernos con una gran relación. Eso es extraordinariamente positivo para el desarrollo económico de España y de Italia, y para hacer frente a la crisis económica que hemos vivido y que estamos viviendo ahora en una tercera fase, que afecta especialmente a los mercados financieros y a su impacto sobre la deuda.
Dos conclusiones podemos extraer del diálogo que hemos tenido en torno a la situación de la crisis y el momento en el que estamos. Primera, una defensa convencida y firme de la fortaleza del euro, del conjunto de los países de la zona que integramos la moneda común, y de la Unión Europea; una fortaleza por el potencial económico de nuestros países, por el potencial tecnológico y por el potencial del capital humano, es decir, del conjunto de la ciudadanía de los países de la zona euro, que muchos de ellos se encuentra entre los países con mayor nivel de renta per cápita y de potencia industrial del mundo. Segunda, la zona euro y la Unión Europea necesitan fortalecer su Gobierno económico común. No hay una salida nacional a la fortaleza del euro y de nuestras economías; hay, ante todo, una salida europea.
Ahora tenemos por delante, en las próximas semanas, en el próximo Consejo Europeo y seguramente en los siguientes, retos de gran magnitud, como son construir la parte del edificio que nos falta en Europa y en el euro para esa política económica coordinada, para tener instrumentos preventivos de corrección de los desequilibrios macroeconómicos y para ir respondiendo a situaciones como la que hemos vivido de la crisis económica.
Comparto con el Primer Ministro italiano el mensaje de confianza. A pesar de las dificultades que nos exigen adoptar medidas de control del gasto, de reducción del gasto, a todos los países de la zona euro prácticamente, el mensaje es de confianza. El esfuerzo de hoy, la reducción de gasto de hoy, el sacrificio que pedimos a los ciudadanos, es la prosperidad de mañana. Es la mejor garantía de nuestra prosperidad y sabemos que va a ser así y que vamos a cumplir con este fin.
Desde el punto de vista de la política internacional, como decía el Primer Ministro Berlusconi, tenemos asuntos que compartimos, tareas importantes en las que trabajamos juntos. Ha citado Libia y también en Latinoamérica, sin duda alguna, un continente de gran trascendencia estratégica para la Unión Europea, para ambos países, y siempre en una acción de pleno entendimiento.
Por último, terminaré afirmando que las relaciones políticas entre países como Italia y España son un buen ejemplo de que la cooperación, y a veces la acción conjunta, da resultados y frutos. Desde luego, los da en política exterior, lo vamos a ver en pocos días, en pocas semanas, y también estamos convencidos de que los va a dar en el ámbito económico. Tenemos una creciente relación entre empresas españolas e italianas, queremos fortalecerla en esa perspectiva de mayor cooperación y estoy seguro de que ése es el camino para garantizar el desarrollo.
Gracias, Primer Ministro y, cuando tú estimes conveniente, preguntarán.
Sr. Berlusconi.
Dejo a mi amigo Rodríguez Zapatero a las preguntas de los periodistas, imagino que, sobre todo, relacionadas con su visita realizada al Vaticano.
Quería sólo recordar que hemos hablado de las medidas coordinadas que hemos tomado. He felicitado a José Luís por lo que se refiere a la valentía que ha demostrado a la hora de tomar estas medidas y también le he hablado de las medidas que hemos decidido nosotros, con un Gobierno que está haciendo un trabajo extraordinario a la hora de luchar contra las organizaciones criminales, con éxitos estupendos; de luchar contra la evasión y de luchar contra la burocracia, y que está llevando adelante un gran esfuerzo para reformar tanto el sistema fiscal, como la Justicia.
Todos estos intercambios de información son muy útiles, porque yo tomo ejemplo y me inspiro en el ejemplo de medidas que se han aplicado en España, y probablemente medidas que estamos tomando nosotros aquí podrán ser de utilidad para aquello que tenga que hacer el Gobierno español próximamente.
Así es que muchas gracias de nuevo por la visita, lo saludo como se saluda a un santo porque viene con la bendición del Papa y está en este momento en una situación de gracia absoluta, y les dejo con ustedes deseándoles una buena estancia en Italia. Cuanto más venga a Italia, más nos alegramos nosotros.
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Presidente.
Desearía hacer una valoración sobre lo que ha sido mi visita a Su Santidad el Papa. Esta visita se corresponde con una tradición consistente en que los Presidentes, en este caso rotatorios, de la Unión Europea tengan una relación, una comunicación, con el Papa.
Fundamentalmente, en este encuentro hemos abordado tres temas.
El primero de ellos
fue la crisis económica y financiera, y la respuesta que estamos dando desde el ámbito europeo a esta crisis global, que exige la reafirmación de valores y de principios para que la economía se ponga al servicio de las personas y de los ciudadanos, y para que la economía centre sus objetivos en la producción y no en la especulación.
En segundo lugar,
hemos abordado las relaciones de la Iglesia Católica, del Vaticano, con la Unión Europea, los pasos que la Unión Europea está dando en relación con la aplicación del Tratado de Lisboa y la perspectiva de esa relación, de esa colaboración, Unión Europea-Iglesia Católica en el mundo. Especialmente en el diálogo entre religiones, le he trasladado a Su Santidad la tarea que está desarrollando la Alianza de Civilizaciones y la conveniencia para que ese espíritu de libertad y de convivencia entre religiones que representa la Alianza de Civilizaciones esté también muy presente en la consideración y en la acción del Vaticano.
En tercer lugar,
hemos abordado las relaciones, en este caso bilaterales, que atraviesan un buen momento y que van a tener acontecimientos de importancia en este año y el año 2011, porque, como saben, en el mes de noviembre Su Santidad el Papa visitará España, concretamente Santiago de Compostela y Barcelona, y el año 2011 estará en la Jornada de la Juventud en Madrid.
Hemos reiterado nuestra máxima disposición en la colaboración para el éxito de estos viajes del Papa a España, estamos convencidos de que va a ser así y Su Santidad y también el Secretario de Estado nos han trasladado su agradecimiento por la disposición que el Gobierno de España está mostrando para la buena organización y para la eficacia que siempre exige una visita del Papa.
Ésta es la valoración que deseaba hacer y, a partir de aquí, me parece que me corresponde someterme a dos preguntas.
P.- Quisiera preguntarle, en primer lugar, sobre la visita al Vaticano y si el Papa le ha hecho alguna petición concreta acerca de alguna legislación española, bien sea la Ley de Libertad Religiosa, el aborto o cualquier otra.
Sobre la crisis económica, después del fracaso del acuerdo para la reforma laboral de esta noche, quisiera saber si el Gobierno está dispuesto a poner sobre la mesa nuevas propuestas y, además, si su Gobierno estaría dispuesto a seguir el ejemplo que han dado algunas Comunidades de su propio partido, del Partido Socialista, que han reducido los miembros del Gobierno y que han subido los impuestos, el IRPF, para las rentas más altas.
Presidente.
En relación con la primera cuestión,
en el diálogo que he mantenido con Su Santidad ha habido una parte que ha tenido que ver con los temas en los que la Iglesia Católica en España y el Gobierno de España han tenido un cierto diálogo o un cierto debate. Desde luego, ha sido en un tono absolutamente correcto, fundamentalmente sobre la educación y sobre la Ley de Libertad Religiosa. Ésos han sido los dos temas que hemos abordado.
En relación con la reforma laboral,
España tiene una característica singular, un mal histórico: cada vez que hay una crisis económica -pasó en la década de los 70, pasó en los años 93 y 94, y ha vuelto a pasar con la crisis de 2008 y 2009-, nuestra tasa de paro duplica la media europea. Tenemos un modelo laboral y económico que, cuando hay una crisis, produce un altísimo grado de paro y, además, una alta tasa de temporalidad: demasiados contratos temporales, demasiado trabajo en precario.
Hay que hacerle frente a esto con decisión. El Gobierno va a presentar mañana un documento a los interlocutores sociales donde se abordan esos dos grandes problemas: cómo crear más empleo estable y cómo crear más empleo, fundamentalmente ahora, cuando esperamos que la recuperación económica vaya produciendo una salida progresiva de la crisis.
Vamos a ejercer nuestra responsabilidad, la vamos a ejercer, y, además, lo vamos a hacer con el máximo diálogo entre las fuerzas políticas, a las cuales quiero llamar a la responsabilidad. Es verdad que he oído críticas en los últimos días y semanas diciendo: “esta reforma laboral llevaba esperando un año, dos años, de diálogo”. No, quizás lleva esperando, no dos años, sino dos décadas, porque nuestro modelo laboral ha tenido pocas variaciones en los últimos veinticinco años.
Ahora, después de que hemos vivido la tercera crisis económica desde la transición democrática --ésta ha sido la más fuerte--, hemos comprobado, una vez más, que el modelo exige cambios y reformas, y, seguramente, si la reforma laboral tiene un mayor número de apoyos, será más exitosa.
Pero el Gobierno tiene las ideas muy claras de lo que hay que hacer y se lo explicó ayer a los agentes sociales. Por tanto, el documento que el viernes vamos a remitirles a los empresarios y sindicatos va a ser coherente y va a responder al esquema que teníamos.
En relación con la última pregunta,
cada Gobierno y cada Presidente de Comunidad Autónoma -ésa es la grandeza de nuestro modelo constitucional, del principio de autonomía política- toma las decisiones con libertad. Y le puedo asegurar que no recuerdo a ningún Presidente autonómico que vaya anunciando lo que va a hacer con su Gobierno, ni siquiera a ningún Presidente de Gobierno. Si lo hace, lo hará; y, si lo hace, no lo anunciará; y, si no lo hace, no lo hará.
P.- Presidente, ¿el Gobierno español confirma su determinación a aprobar la reforma en junio? ¿Piensa que en el Parlamento va a lograr esa mayoría sólida que permita la aprobación de esa reforma?
Presidente.
Sí. Tenemos que hacer la reforma laboral, vamos a hacer la reforma laboral, va a ser una reforma laboral sustancial para nuestro mercado laboral y confío en que va a tener un amplio respaldo en el Parlamento.
Sabemos lo que hay en juego y lo deben saber todas las fuerzas políticas, porque ésta no es una reforma para dos años, seguramente, y seguramente tampoco va a ser para seis o para ocho; va a ser para mucho tiempo, porque va a ser sustancial. Queremos ir a un modelo en donde la contratación indefinida sea la norma que cada vez se imponga en la nueva etapa, frente a la contratación temporal.
Queremos reducir el esfuerzo y el coste del despido sin que los trabajadores pierdan derechos, y queremos hacer un cambio claro en la flexibilidad interna en la empresa: un cambio en lo que afecta a la jornada, en lo que afecta a las condiciones de trabajo y en lo que afecta a la regulación salarial y los convenios.
Esperamos y confío en que vamos a tener esa mayoría en el Parlamento.
Muchas gracias.
© Presidencia del Gobierno 2010. Complejo de la Moncloa, Avda. Puerta de Hierro, s/n. 28071 Madrid. (España).
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