Vírgenes encontradas y Vírgenes aparecidas
P. Francesc Fuster Angel, Rector, UCC
Navegar Juntos, II.2010
El día dos de febrero se celebra con especial énfasis en el mundo creyente la fiesta mariana de la Purificación de María; Virgen denominada de la Candelaria, de Copacabana, de la Calle. La celebración de fiestas dedicadas a la Virgen María, me llevó a la reflexión de cómo había aparecido la devoción a la Madre de Dios, en la devoción popular.
Lo cierto es que en los Evangelios, la presencia de María es mínima, aunque significativa. Los evangelistas Marcos y Juan, no hablan de la infancia de Jesús; por tanto, no aparece ahí la figura de María; en el evangelista Marcos, aparece en dos ocasiones: la primera en Cap.3, 31-36 y más bien para señalar que su familia, es la familia escatológica, que cree en él y cumple la voluntad de Dios; no es un descrédito de su Madre, pero es una valoración de la fe y el seguimiento. La segunda ocasión es Mc. 6,16 y tiene que ver con la vuelta de Jesús a Nazareth y su predicación en la sinagoga, donde la gente, admirada, decía: ¿no es éste el hijo del carpintero, el hijo de María? No hay ninguna sobrevaloración de la figura de María.
Si hacemos ahora un recorrido por el Evangelio del S. Juan, y buscamos las referencias a la figura de María, nos encontramos en dos pasajes, uno al principio de su vida pública, en las Bodas de Caná y otro al final, al pie de la cruz. Los exégetas de las últimas generaciones, después del Concilio Vaticano II, remontándose a autores de los Padres Orientales, como Orígenes, con sus exégesis simbólicas y metafóricas, ven la figura de María, como la primera creyente que inaugura el Nuevo Testamento y la nueva humanidad, con Jesús, como la nueva pareja que sustituye a Adán y Eva.
Los evangelistas Mateo y Lucas, son más explícitos en la presencia de María en los relatos evangélicos. Ambos evangelistas hablan de la infancia de Jesús y en estos relatos aparecen la figura de María; veamos por separado a cada uno de ellos.
En el evangelista Mateo aparece María en la Genealogía (1, 16), donde sólo es nombrada como esposa de José y de la cual nació Jesús, llamado Mesías. En Mateo 1,18-23, viene la descripción de la revelación a José de que María ha concebido por obra del Espíritu Santo y sin ninguna localización de dónde nació Jesús. Dice, “ella dio a luz un hijo, al que José puso por nombre Jesús”, (Mt 1,25). En el relato de la huída a Egipto y regreso, Mateo cita a María, pero siempre como esposa de José. Los textos siempre ponen a José como personaje principal a quien se le aparece el ángel y le dice “levántate, toma al niño y a su madre…”; “José se levantó, tomó al niño y su madre…”
En Mt. 12, 26-50, aparece el paralelo de Mc., en el que sin nombrar a María hablan de: “tu madre y tus hermanos quieren hablar contigo”, y Jesús proclama que su verdadera familia no viene de la carne y de la sangre, sino de la escucha de la palabra y el cumplimiento de la voluntad del Padre.
El evangelio de Mateo, es de tradición judía y aparece, con claridad, que en la cultura y vivencia judía, el hombre es el protagonista y responsable de la vida familiar. Después de estos textos que hemos señalado, no hay más presencia de María en el Evangelio de Mateo.
Navegar Juntos, II.2010
El día dos de febrero se celebra con especial énfasis en el mundo creyente la fiesta mariana de la Purificación de María; Virgen denominada de la Candelaria, de Copacabana, de la Calle. La celebración de fiestas dedicadas a la Virgen María, me llevó a la reflexión de cómo había aparecido la devoción a la Madre de Dios, en la devoción popular.
Lo cierto es que en los Evangelios, la presencia de María es mínima, aunque significativa. Los evangelistas Marcos y Juan, no hablan de la infancia de Jesús; por tanto, no aparece ahí la figura de María; en el evangelista Marcos, aparece en dos ocasiones: la primera en Cap.3, 31-36 y más bien para señalar que su familia, es la familia escatológica, que cree en él y cumple la voluntad de Dios; no es un descrédito de su Madre, pero es una valoración de la fe y el seguimiento. La segunda ocasión es Mc. 6,16 y tiene que ver con la vuelta de Jesús a Nazareth y su predicación en la sinagoga, donde la gente, admirada, decía: ¿no es éste el hijo del carpintero, el hijo de María? No hay ninguna sobrevaloración de la figura de María.
Si hacemos ahora un recorrido por el Evangelio del S. Juan, y buscamos las referencias a la figura de María, nos encontramos en dos pasajes, uno al principio de su vida pública, en las Bodas de Caná y otro al final, al pie de la cruz. Los exégetas de las últimas generaciones, después del Concilio Vaticano II, remontándose a autores de los Padres Orientales, como Orígenes, con sus exégesis simbólicas y metafóricas, ven la figura de María, como la primera creyente que inaugura el Nuevo Testamento y la nueva humanidad, con Jesús, como la nueva pareja que sustituye a Adán y Eva.
Los evangelistas Mateo y Lucas, son más explícitos en la presencia de María en los relatos evangélicos. Ambos evangelistas hablan de la infancia de Jesús y en estos relatos aparecen la figura de María; veamos por separado a cada uno de ellos.
En el evangelista Mateo aparece María en la Genealogía (1, 16), donde sólo es nombrada como esposa de José y de la cual nació Jesús, llamado Mesías. En Mateo 1,18-23, viene la descripción de la revelación a José de que María ha concebido por obra del Espíritu Santo y sin ninguna localización de dónde nació Jesús. Dice, “ella dio a luz un hijo, al que José puso por nombre Jesús”, (Mt 1,25). En el relato de la huída a Egipto y regreso, Mateo cita a María, pero siempre como esposa de José. Los textos siempre ponen a José como personaje principal a quien se le aparece el ángel y le dice “levántate, toma al niño y a su madre…”; “José se levantó, tomó al niño y su madre…”
En Mt. 12, 26-50, aparece el paralelo de Mc., en el que sin nombrar a María hablan de: “tu madre y tus hermanos quieren hablar contigo”, y Jesús proclama que su verdadera familia no viene de la carne y de la sangre, sino de la escucha de la palabra y el cumplimiento de la voluntad del Padre.
El evangelio de Mateo, es de tradición judía y aparece, con claridad, que en la cultura y vivencia judía, el hombre es el protagonista y responsable de la vida familiar. Después de estos textos que hemos señalado, no hay más presencia de María en el Evangelio de Mateo.
Etiquetas: Biblia, Pastoral, Virgen María
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