ESTADILLANO - Lenguas aragonesas (GEA)
Habla local de Estadilla.
Es una variedad del de tipo bajo-ribagorzano, hablada o conocida por la práctica totalidad de los vecinos de la localidad, a excepción de la población infantil que, en gran parte, la conoce poco.
Muy semejante al grausino, participa de las características generales del aragonés y de las más específicas del aragonésribagorzano.
El vocalismo muestra la diptongación propia del aragonés (fiestas, güebra), incluso ante yod (tiengo, güello), con algunas excepciones explicables por analogía en la conjugación (almorzes, sonen, m´acordo).
El tratamiento de las consonantes coincide de una forma general con el propio del aragonés.
Destacan además fenómenos típicos de Ribagorza, como la palatalización de l-, ya sea inicial (llugá, llengua, llargo, etc.), interior (relluze, burlla) o agrupada a consonante (pllorá, cllara, fllos, supllica, escllafá, arreglle, etc.).
Igualmente la pérdida de -r final: fé, embudiá, agradá, mullé, sudó.
Existen bastantes castellanismos fonéticos, debidos a la presión del idioma oficial (viejo, dicho, escuchá, mucho, monte, drecho, caja, etc.) y algunas palabras con tratamiento semejante al catalán, que parecen deberse a un sustrato autóctono (peu, ben, tamé, bou, aigua, etc.).
El plural se forma, como es común en aragonés, añadiendo sólo -s tras consonante: relazions, caferrons, tozals.
Los pl. en -z tienen un uso constante: mozéz, chicóz, tóz, pastoréz (pastorcitos), corréz (corrillos), etc.
Los artículos coinciden en su forma con los castellanos.
Entre los pron. personales difieren del castellano nusatros, busatros, els.
Entre los demostrativos, estes, aquéls, y los de segundo término: ixe, ixa, ixo, ixes, ixas.
Se utilizan los indefinidos bel, bella (algún, -a).
En la conjugación destacan algunos rasgos ribagorzanos típicos,
como la forma perifrástica del pret. indefinido: ba queré (quiso), se´n ban í (se fueron);
la 1.ª persona pl. de los tiempos verbales: cullín (cogemos), acudiban (acudíamos), tiengán (tengamos); y los gerundios con pérdida de la última sílaba: fen (haciendo), in (yendo), pllorán (llorando).
También, coincidiendo con lo usual en otras zonas de Ribagorza, se emplea eba por yera y ebas por yeras (entre los jóvenes, sustituidas ya por las castellanas era, eras) y é, es por ye, yes.
Se conservan muy bien la -z de 2.ª persona de pl. (ez, fez, soz, cullíz, pensábaz), lo mismo que los imperf. típicos del ar. (ind.: feba, quereba, teniba, podeba; subj.: sabese, ises, dase).
Formas peculiares aparecen en algunos presentes irregulares de subjuntivo: esteigan (estén) y feiga, eiga, beiga, con a cerrada en e quizá por analogía con seiga.
Para el participio de fé conviven feito y fey.
En la sintaxis cabe destacar la construcción
lo ye (lat. illud illi, «se lo»): enseñázloye (enseñádselo), las ye cantaba (se las cantaba), etc.
Los complementos pronominalo-adverbiales tienen un uso muy vivo, con diferentes matices y formas: i-ye (ir allí), ye-iban (iban allí), i-baz (vais allí), no i-estés guaire, nadá-ye (nadar allí); en mandaría, cuantas ne conozco, s´en ba, sabé-ne.
Con los pronombres se originan contracciones: to´n compráz, venítone, no mo´y tenín qu´empeñá.
El léxico
es mayoritariamente de tipo aragonés y algo, muy poco, de tipo catalán: esquema (espalda), may (nunca).
Algunas voces castellanas van sustituyendo a las propias (subí por puyá), limitan su sentido (güello, «ojo de la col», frente a ojo) o fuerzan a una precaria y desigual convivencia (chen/gente, bella/alguna, etc).
Escribió en estadillano Cleto Torrodellas. Se utilizaba a menudo en la desaparecida revista local Buñero, que actualmente se intenta recuperar, y entre sus varios cultivadores destaca Cleto José Torrodellas Mur, «Pablo Recio».
Es una variedad del de tipo bajo-ribagorzano, hablada o conocida por la práctica totalidad de los vecinos de la localidad, a excepción de la población infantil que, en gran parte, la conoce poco.
Muy semejante al grausino, participa de las características generales del aragonés y de las más específicas del aragonésribagorzano.
El vocalismo muestra la diptongación propia del aragonés (fiestas, güebra), incluso ante yod (tiengo, güello), con algunas excepciones explicables por analogía en la conjugación (almorzes, sonen, m´acordo).
El tratamiento de las consonantes coincide de una forma general con el propio del aragonés.
Destacan además fenómenos típicos de Ribagorza, como la palatalización de l-, ya sea inicial (llugá, llengua, llargo, etc.), interior (relluze, burlla) o agrupada a consonante (pllorá, cllara, fllos, supllica, escllafá, arreglle, etc.).
Igualmente la pérdida de -r final: fé, embudiá, agradá, mullé, sudó.
Existen bastantes castellanismos fonéticos, debidos a la presión del idioma oficial (viejo, dicho, escuchá, mucho, monte, drecho, caja, etc.) y algunas palabras con tratamiento semejante al catalán, que parecen deberse a un sustrato autóctono (peu, ben, tamé, bou, aigua, etc.).
El plural se forma, como es común en aragonés, añadiendo sólo -s tras consonante: relazions, caferrons, tozals.
Los pl. en -z tienen un uso constante: mozéz, chicóz, tóz, pastoréz (pastorcitos), corréz (corrillos), etc.
Los artículos coinciden en su forma con los castellanos.
Entre los pron. personales difieren del castellano nusatros, busatros, els.
Entre los demostrativos, estes, aquéls, y los de segundo término: ixe, ixa, ixo, ixes, ixas.
Se utilizan los indefinidos bel, bella (algún, -a).
En la conjugación destacan algunos rasgos ribagorzanos típicos,
como la forma perifrástica del pret. indefinido: ba queré (quiso), se´n ban í (se fueron);
la 1.ª persona pl. de los tiempos verbales: cullín (cogemos), acudiban (acudíamos), tiengán (tengamos); y los gerundios con pérdida de la última sílaba: fen (haciendo), in (yendo), pllorán (llorando).
También, coincidiendo con lo usual en otras zonas de Ribagorza, se emplea eba por yera y ebas por yeras (entre los jóvenes, sustituidas ya por las castellanas era, eras) y é, es por ye, yes.
Se conservan muy bien la -z de 2.ª persona de pl. (ez, fez, soz, cullíz, pensábaz), lo mismo que los imperf. típicos del ar. (ind.: feba, quereba, teniba, podeba; subj.: sabese, ises, dase).
Formas peculiares aparecen en algunos presentes irregulares de subjuntivo: esteigan (estén) y feiga, eiga, beiga, con a cerrada en e quizá por analogía con seiga.
Para el participio de fé conviven feito y fey.
En la sintaxis cabe destacar la construcción
lo ye (lat. illud illi, «se lo»): enseñázloye (enseñádselo), las ye cantaba (se las cantaba), etc.
Los complementos pronominalo-adverbiales tienen un uso muy vivo, con diferentes matices y formas: i-ye (ir allí), ye-iban (iban allí), i-baz (vais allí), no i-estés guaire, nadá-ye (nadar allí); en mandaría, cuantas ne conozco, s´en ba, sabé-ne.
Con los pronombres se originan contracciones: to´n compráz, venítone, no mo´y tenín qu´empeñá.
El léxico
es mayoritariamente de tipo aragonés y algo, muy poco, de tipo catalán: esquema (espalda), may (nunca).
Algunas voces castellanas van sustituyendo a las propias (subí por puyá), limitan su sentido (güello, «ojo de la col», frente a ojo) o fuerzan a una precaria y desigual convivencia (chen/gente, bella/alguna, etc).
Escribió en estadillano Cleto Torrodellas. Se utilizaba a menudo en la desaparecida revista local Buñero, que actualmente se intenta recuperar, y entre sus varios cultivadores destaca Cleto José Torrodellas Mur, «Pablo Recio».
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