Día mundial contra el trabajo infantil (D. Meljarejo, VI.09)
Mtra. Delfina Melgarejo Thompson,
Centro de Investigación y Atención Psicológica, UCC
Navegar Juntos - Boletín electrónico del ICCE-América
Resulta relevante reflexionar acerca de la tan mencionada diversidad humana; y que mejor que identificar en esta a las poblaciones vulnerables, aquellas que por distintas razones están más expuestas a sufrir algún tipo de injusticia y/o violación de sus derechos humanos.
Tal es el caso de la niñez mexicana y su relación con el trabajo; es decir, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo “OIT” esta relación se define como toda actividad realizada por un niño que no sea educativa, formativa ni lúdica (actividades de juegos y esparcimiento); ya que resulta un fenómeno complejo y multidimencional en el cual confluyen diversos aspectos tanto educativos, sociales, culturales y económicos; en donde la preocupación por la situación y futuro de estos niños y niñas ha sido y será un tema central de diferentes organizaciones internacionales y de todos los países.
Retomando a la celebración de la convención sobre los derechos de los niños por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el sinnúmero de programas auspiciados por el Fondo de las Naciones Unidas por la infancia (UNICEF), la adopción del convenio 182, relativo a “las peores formas de trabajo infantil”, por parte de países miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la puesta en marcha del programa internacional para erradicar el trabajo infantil (IPEC) en el mundo, son solo una muestra del interés y de las acciones emprendidas a escala mundial para atender los problemas de los niños y las niñas con el fin de garantizar su pleno desarrollo.
El trabajo infantil en México, ha ido en ascenso; en general, en el país, uno de cada 6 niños y niñas con edades entre los 6 y 14 años de edad desempeñan un trabajo y una cuarta parte aproximadamente de la población infantil que realiza alguna clase de trabajo, sea esté económico o doméstico, no asiste a la escuela. Además, la mayor proporción del trabajo económico infantil no tiene remuneración alguna.
Es por todo esto que el trabajo infantil tendría que analizarse desde dos grandes perspectivas una relativa a una visión positiva y constructiva que lo define como un proceso que promueve y contribuye a la cooperación y solidaridad entre los miembros de una familia; permite a esta obtener ingresos, acceder a bienes y servicios, y facilitar la integración de otros miembros del hogar a una actividad económicamente remunerada; sin embargo, no se debe descuidar que los casos en los que se es permitido el trabajo de los niños y niñas, tiene que ser como una actividad meramente pedagógica y formativa y no desde una perspectiva negativa y/o destructiva ya que cuando este exige responsabilidad y obligatoriedad de tipo laboral, pierde su verdadero valor e interfiere en la educación y el sano desarrollo del niño y/o niña.
Con base a lo anterior todo tipo de trabajo forzoso, a nivel infantil que agreda a la integridad de los niños o violente su adecuado desarrollo debe ser erradicado, puesto que incide como bien lo he mencionado directamente sobre su aspectos físico, cognitivo-emocional, social y moral sobre todo en lo que respecta a su formación escolar y personal plena y que por ende repercute a largo plazo en la escasa formación del capital humano de un país; y contribuye a la no desaparición de la pobreza.
En conclusión el trabajo infantil representa un gran reto, para lo países del mundo; por que requiere implementar políticas públicas orientadas a erradicar el trabajo infantil, garantizando que ningún infante ejerza un trabajo que limite su capacidad de crecimiento y desarrollo integral, rescatar y rehabilitar progresivamente a los niños afectados, brindando la protección y garantizar el absoluto respeto a sus derechos.
Finalmente esta problemática nos permite analizar y reflexionar sobre otros aspectos relacionados con esta, tales como; la pobreza, el analfabetismo, el subdesarrollo de las comunidades rurales, las actividades de subsistencia en zonas pobres urbanas, el ausentismo y deserción escolar, los niños de la calle, las familias disfuncionales, entre otros muchos; que refuerzan esta necesidad de enlace y la coordinación de esfuerzos, entre los sectores públicos, privados y sociales, para prevenir y atender a la niñez y a sus familias, con el fin de contribuir a dar solución y atención integral, a mediano y largo plazo. Partiendo por que el gobierno reconozca el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra cualquier tipo de trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social; y segundo, la adopción de medidas legislativas, administrativas, sociales y educacionales para garantizar la aplicación de estas condiciones.
Centro de Investigación y Atención Psicológica, UCC
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Resulta relevante reflexionar acerca de la tan mencionada diversidad humana; y que mejor que identificar en esta a las poblaciones vulnerables, aquellas que por distintas razones están más expuestas a sufrir algún tipo de injusticia y/o violación de sus derechos humanos.
Tal es el caso de la niñez mexicana y su relación con el trabajo; es decir, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo “OIT” esta relación se define como toda actividad realizada por un niño que no sea educativa, formativa ni lúdica (actividades de juegos y esparcimiento); ya que resulta un fenómeno complejo y multidimencional en el cual confluyen diversos aspectos tanto educativos, sociales, culturales y económicos; en donde la preocupación por la situación y futuro de estos niños y niñas ha sido y será un tema central de diferentes organizaciones internacionales y de todos los países.
Retomando a la celebración de la convención sobre los derechos de los niños por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el sinnúmero de programas auspiciados por el Fondo de las Naciones Unidas por la infancia (UNICEF), la adopción del convenio 182, relativo a “las peores formas de trabajo infantil”, por parte de países miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la puesta en marcha del programa internacional para erradicar el trabajo infantil (IPEC) en el mundo, son solo una muestra del interés y de las acciones emprendidas a escala mundial para atender los problemas de los niños y las niñas con el fin de garantizar su pleno desarrollo.
El trabajo infantil en México, ha ido en ascenso; en general, en el país, uno de cada 6 niños y niñas con edades entre los 6 y 14 años de edad desempeñan un trabajo y una cuarta parte aproximadamente de la población infantil que realiza alguna clase de trabajo, sea esté económico o doméstico, no asiste a la escuela. Además, la mayor proporción del trabajo económico infantil no tiene remuneración alguna.
Es por todo esto que el trabajo infantil tendría que analizarse desde dos grandes perspectivas una relativa a una visión positiva y constructiva que lo define como un proceso que promueve y contribuye a la cooperación y solidaridad entre los miembros de una familia; permite a esta obtener ingresos, acceder a bienes y servicios, y facilitar la integración de otros miembros del hogar a una actividad económicamente remunerada; sin embargo, no se debe descuidar que los casos en los que se es permitido el trabajo de los niños y niñas, tiene que ser como una actividad meramente pedagógica y formativa y no desde una perspectiva negativa y/o destructiva ya que cuando este exige responsabilidad y obligatoriedad de tipo laboral, pierde su verdadero valor e interfiere en la educación y el sano desarrollo del niño y/o niña.
Con base a lo anterior todo tipo de trabajo forzoso, a nivel infantil que agreda a la integridad de los niños o violente su adecuado desarrollo debe ser erradicado, puesto que incide como bien lo he mencionado directamente sobre su aspectos físico, cognitivo-emocional, social y moral sobre todo en lo que respecta a su formación escolar y personal plena y que por ende repercute a largo plazo en la escasa formación del capital humano de un país; y contribuye a la no desaparición de la pobreza.
En conclusión el trabajo infantil representa un gran reto, para lo países del mundo; por que requiere implementar políticas públicas orientadas a erradicar el trabajo infantil, garantizando que ningún infante ejerza un trabajo que limite su capacidad de crecimiento y desarrollo integral, rescatar y rehabilitar progresivamente a los niños afectados, brindando la protección y garantizar el absoluto respeto a sus derechos.
Finalmente esta problemática nos permite analizar y reflexionar sobre otros aspectos relacionados con esta, tales como; la pobreza, el analfabetismo, el subdesarrollo de las comunidades rurales, las actividades de subsistencia en zonas pobres urbanas, el ausentismo y deserción escolar, los niños de la calle, las familias disfuncionales, entre otros muchos; que refuerzan esta necesidad de enlace y la coordinación de esfuerzos, entre los sectores públicos, privados y sociales, para prevenir y atender a la niñez y a sus familias, con el fin de contribuir a dar solución y atención integral, a mediano y largo plazo. Partiendo por que el gobierno reconozca el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra cualquier tipo de trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social; y segundo, la adopción de medidas legislativas, administrativas, sociales y educacionales para garantizar la aplicación de estas condiciones.
Etiquetas: Antropología, Celebración, Pastoral
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